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ETA guardaba en Portugal el mayor polvorín de su historia para dos grandes atentados en Madrid y Cádiz

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Los terroristas Andoni Zengotitabengoa y Oier Gómez guardaban en la casa de Óbidos (Portugal) el que probablemente sea el mayor zulo encontrado jamás a la banda terrorista: 1.500 kilos de explosivos listos para dos grandes atentados inminentes en Madrid y Cádiz. Los activistas, que poseían planos de ambas ciudades, incluso tenían listos los teléfonos móviles con los que iban a reivindicar esos ataques. Madrid y Cádiz , según mandos de la lucha antiterrorista, sólo iban ser el principio de una larga campaña de una treintena de atentados en toda España preparados desde la casa de Óbidos, cuyo cuarto de baño había sido convertido en un verdadero laboratorio para fabricar bombas, con todo tipo de instrumental. Ahora, los servicios antiterroristas lusos se centran en identificar a varios individuos que el 30 y 31 de enero se alojaron en la casa con los terroristas huidos y buscan nuevos zulos.

El recuento final del explosivo ha triplicado las primeras estimaciones. Según informó hoy el Ministerio del Interior, en el garaje de la casa había 1.330 kilos de nitrato amónico distribuidos en doce bidones y cuatro sacos, 75 kilos de nitrato potásico en tres sacos, 40 litros de ácido sulfúrico y diferentes cantidades de pentrita, nitrometano y polvo de aluminio.

Con este material, explicaron mandos de la lucha antiterrorista españoles, ETA podría haber perpetrado al menos 30 atentados de gran magnitud. Los analistas desplazados a Óbidos no tienen duda de que Madrid y Cádiz iban a ser los primeros objetivos. En la vivienda se han encontrado varios planos diferentes de las dos capitales y de San Fernando (sin ninguna señal) así como anotaciones de horarios autobuses de Cádiz . Además, en la casa han aparecido tres teléfonos móviles con pegatinas con las inscripciones "Madrid,", " Cádiz " y "Portugal". Esos aparatos iban a ser utilizados para hacer las llamadas de aviso o reivindicación, con tarjetas prepago, alguna de las cuales también ha aparecido.

Además de estos planos, se han requisado mapas de de la zona norte de Portugal, una caja de un ordenador portátil con planos de España y del país vecino, un mapa de la región de Coimbra y otra carpeta con varios planos de Portugal y España con anotaciones manuscritas que se están analizando para intentara reconstruir los pasos de los terroristas durante este último año.

Pero hay mucho más material para analizar, sobre todo dos ordenadores portátiles, una cámara de fotos, un teléfono móvil, documentos personales de los huidos, fotos de los activistas, papeles manuscritos sobre electrónica con el anagrama de ETA, un CD, anotaciones personales y catálogos de instrumentación científica.

Además, en el baño y en otras dependencias de la casa han aparecido útiles para fabricar artefactos (un taladro, brocas, sierra eléctrica, pistola de encolar) y cajas para confeccionar bombas-lapa. Sin embargo, la mayoría de los útiles para ese nuevo gran taller, señalaron fuentes de Interior, nunca llegaron a Óbidos, ya que la furgoneta que los llevaba a Portugal fue la que la Guardia Civil interceptó en Zamora el pasado 9 de enero.

¿Sólo una parte?

Pero a pesar de la envergadura de este arsenal, la Unidade Nacional contra o Terrorismo (UNCT) de la Polícia Judiciária está convencida de que los 1.500 kilos son sólo una parte del arsenal del 'comando portugués' y que Andoni Zengotitabengoa y Oier Gómez llevaban semanas recibiendo y escondiendo explosivos en una red de zulos todavía no descubierta. "Escondrijos" -como gustan llamarlos los policías lusos- ubicados probablemente cerca del chalet de Óbidos que había convertido en su centro de operaciones y quizás en las cercanías de la frontera con España.

Responsables de la UNCT desvelaron hoy un dato clave que avala la hipótesis de los zulos: la furgoneta Citröen Berlingo que los dos etarras abandonaron precipitadamente el lunes al toparse con un control de la Guarda Nacional Republicana transportaba en su interior palas, picos, guantes y monos de trabajo manchados de "tierra fresca".

Los investigadores están convencidos de que los dos huidos regresaban a la casa de Santa Maria de Óbidos, después de haber pasado la madrugada y la mañana cavando en algún paraje cercano.

Apuntalan aún más esta hipótesis dos hechos: el primero es que la furgoneta se encontraron cuatro detonadores, pero en la casa no hay ni rastro de aparatos de este tipo, lo que hace suponer que pertenecían a una partida ya ocultada. El segundo es que en la vivienda hubiera grandes bidones de plástico, el recipiente clásico que ETA utiliza para confeccionar sus zulos bajo tierra, ya que preservan de la humedad y la corrosión el explosivo y las armas.

Armas, que por cierto -recuerdan los expertos de la Polícia Judiciária- no han aparecido en la casa de Óbidos, lo que hace pensar que también puedan estar ya bajo tierra.

El área de búsqueda de los zulos es muy extensa. La ubicación estratégica de Óbidos, en el intersección de dos de las autopistas más importantes del país (la IC1y la IP6), dificulta centrar una zona de búsqueda, ya que con una sola hora de viaje los terroristas podrían haber alcanzado puntos alejados más de cien kilómetros de su base logística, tal y como recordaron hoy los expertos lusos. En cualquier caso, los dos huidos habrían tenido tiempo de sobra para esconder el material llegado desde Francia, ya que, según los investigadores, llevaban al menos desde principios de 2009 en Portugal, como avala el hecho de que la furgoneta recuperada fuera robada hace un año en Castelo Branco.

Fin de semana

Ni la UNCT ni la Guarda Nacional Republicana ni la Unidade de Coordenação Antiterrorista dan, ni mucho menos, por desmantelada totalmente la estructura de ETA en Portugal tras el hallazgo de la casa, la puesta en fuga de Zengotitabengoa y Gómez y la captura el 9 de enero de los etarras Iratxe Yáñez y Garikoitz García. Un dato inquieta especialmente a los servicios antiterroristas: los vecinos de los dos etarras, entre los que se cuentan dos policías y un militar, han revelado que el 30 y 31 de enero Andoni Zengotitabengoa y Oier Gómez tuvieron varios huéspedes en casa y que durante todo el fin de semana hubo individuos entrando y saliendo de la casa. Los testigos -señalaron mandos de la GNR- no han podido determinar si eran españoles o extranjeros. En la vivienda, además, se han encontrado efectos personales que hacen pensar que en algún momento reciente la casa albergó a más de dos inquilinos.

Los agentes de la Unidade Nacional contra o Terrorismo tampoco descartan que los huidos sigan en Portugal. Los dos terroristas -apuntan- podrían tener otros pisos francos en el país vecino y recuerdan que la casa de Óbidos fue alquilada hace sólo dos meses sin que se sepa donde vivieron Zengotitabengoa y Gómez durante todo el año pasado y si mantuvieron esa infraestructura tras arrendar la vivienda ahora descubierta.

La ingente cantidad de explosivos encontrada ha inquietado desde el principio a los expertos del Centro de Inactivacão de Explosivos (CIE) de la Guarda Nacional Republicana, que el viernes por la noche dieron la orden de neutralizar la decena de bombas y el nitrato amónico a base de detonaciones. Al margen de una pequeña muestra, todo el arsenal fue destruido entre el viernes y el sábado con una decena de explosiones controladas. El explosivo fue introducido en una fosa de 80 metros de profundidad y estallado con cebos en una cantera de Casal da Avarela, ubicada a medio kilómetro del chalet de los etarras. Los especialistas del CIE -explicaron portavoces de la GNR- tuvieron que utilizar un robot para manipular los artefactos, ante el temor de que los terroristas hubieran dejado bombas-trampas activadas, cosa que finalmente no ocurrió.