LOS CERDOS VIVEN BIEN

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Dos organizaciones no gubernamentales han filmado con cámara oculta 76 explotaciones de porcino en seis países de la Unión Europea. Once de ellas fueron españolas. Denuncian el incumplimiento sistemático de la directiva de 2008 sobre bienestar animal. Seleccionar once explotaciones, no elegidas al azar, sino en aquellas en las que se esperaba encontrar algún incumplimiento, carece de todo rigor estadístico a la hora de definir una muestra de trabajo. En España son más de 100.000 las explotaciones censadas de porcino, casi 500.000 en toda la Unión Europea.

Respecto a las prácticas denunciadas, aclarar que sí se permite el cortado de cola o la eliminación de colmillos, para evitar que los animales se hagan daño entre ellos. Eso sí, se exige sea acometido por especialistas y con anestesia si se realiza a partir de los siete días. El tema de la disponibilidad de lechos con paja tampoco es correcto. La norma autoriza enrejado para eliminación de deyecciones, junto con suelos de hormigón con o sin lecho.

Sin duda, como en todo colectivo, existen casos de incumplimiento, que deben ser seguidos y sancionados. Es necesario mejorar la norma y crear indicadores de bienestar medibles y sistemas de control, pero también se debe adaptar en el sentido contrario, ya que hay exigencias que se ha demostrado son contraproducentes para el animal, como la descarga durante el transporte.

El sistema no es perfecto, pero el porcino europeo tiene los estándares de bienestar animal más elevados a nivel mundial. Todo ello sin olvidar los tremendos costes económicos que supone para el ganadero una norma que no es exigida a los productores de Estados terceros. Productos que realizan competencia directa a los nuestros, tanto en el mercado europeo como en el mundial, y cuya cuidado con el bienestar animal es mucho menor, si existe.

Quizás sería bueno que estas organizaciones filmaran algún video donde se comparen los sistemas de producción agrícolas y ganaderos europeos con los de otros espacios económicos, cuyos alimentos compran sin ningún rubor sus propios responsables.