Jonathan, encantado con su triunfo. :: CUATRO
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«Hay que ser chulo en la vida»

'Fama'. El vencedor, Jonathan, asegura que sus compañeros «tenían envidia»

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'Me da igual'. El lema de su rosácea camiseta lo decía todo. La frase ocupaba la parte derecha del torso de Jonathan Anzalone, el ganador de la tercera edición de 'Fama ¡a bailar!'. El lado izquierdo estaba destinado para su cara. «Me la regaló después de la gala mi hermana Valentina. A lo mejor hacemos más», confesó el ganador de una beca de 30.000 euros para continuar su formación en la escuela de baile que decida. La final dio a Cuatro unos buenos datos en la noche dominical: 9,3% de audiencia, 1,6 millones de telespectadores y la segunda opción tras la película 'Un lío embarazoso' de La 1.

Jonathan, demostró un día después de la gala final, que no tiene pelos en la lengua. Esa actitud callejera, de gran confianza en sí mismo, que exhibió durante los meses de encierro no era una pose. «Hay que ser un poco chulo en la vida», proclamó ante la sorpresa primero y las risas después de Yaima y Javier. La pareja fue elegida por los profesores como el mejor dúo. De premio, visitarán los musicales londinenses.

El camino de Jonathan en la escuela de 'Fama ¡a bailar!' fue de menos a más. Pero aprovechó al máximo su estancia. Era la primera vez que pisaba una academia y que recibía clases sobre el arte que le apasiona. «Siempre he estado en la calle, nunca en un aula. Todo lo había aprendido en vídeos de YouTube. Por eso no tenía ninguna disciplina», explicó el vencedor para excusar sus continuos desplantes y enfrentamientos en la academia de Cuatro.

El segundo gran aprendizaje fue el idioma. El concursante italiano hablaba muy mal el español cuando entró y ahora se desenvuelve con una soltura que ha sorprendido a todos. Esa inicial incomunicación, le trajo de cabeza: «Me sentía solo. No podía hablar con nadie y por eso me dirigía a la cámara».

Pero el pasar de los meses y sus progresos en el idioma no mejoraron las relaciones con sus compañeros de clase. «Creo que algunos tenían envidia de mí. Ahora sé la gente que me ha tratado bien, como Yaima, Víctor o Javier». A pesar de algunas reticencias, valoró el alto nivel de sus compañeros: «No soy el mejor. Todos somos los mejores». Eso sí, tampoco se pasó de modestia y se definió como «uno de los más completos».

También desveló quiénes eran las apuestas de los propios concursantes: Keko y Lourdes, compañera de baile de Jonathan. De los profesores, el italiano sólo tuvo palabras de elogio para Rafa Méndez.

Durante todo el programa, Jonathan apuntó que venía al concurso a ganar, aunque reconoció que no lo tenía tan claro con el transcurrir de la semana. «Mi carrera no se acaba aquí. Me voy a comer el mundo», soltó en un alarde de prepotencia.