Humildad

En el mundo del fútbol la humildad, por desgracia, no es una virtud que aparezca mucho. Más bien nada. Por eso en esta fábrica de vanidades y egocentrismo que es el deporte rey, a veces, se dan muestras de lo contrario. Son, estas muestras, como un oasis en medio del desierto donde poder saciar la sed de sencillez. De Espárrago a nadie le coge por sorpresa que lleve por bandera, entre otras cosas, la humildad y que además quiera inculcar ese valor a los suyos. Esa humildad de la que hace gala volvió ayer a hacer acto de presencia cuando daba todo el mérito del primer gol al destituido Javier Gracia. Otro cualquiera, en su caso, hubiera sacado pecho, pero Víctor no, porque como él dice tantas veces, al que saca pecho se lo pueden hundir, y no le falta razón. En su anterior etapa al frente del Cádiz, no dudaba nunca en alabar el trabajo realizado en la estrategia por Jose González y ahora hace lo propio con el trabajo dejado en herencia por el navarro. No es que se ganara el partido sin necesidad del charrúa, que no es eso, pero sí que se encarriló el mismo con una jugada engendrada por Gracia. Pero el resto es 'made in' Espárrago. Ya se vieron cositas en el partido de ayer. La defensa más juntita, más arropada. La importancia de las bandas a partir de ahora. El tener claro que cuando se llega a la línea de fondo (tenerlo claro tanto el que centra como el que espera) hay que centrar.

De todas maneras hay cosas que mejorar, pero mejor arreglar cosas tras ganar, como me decía Soler. A mejorar el no precipitarse en dar el pase como Abraham a Tristán casi al final del partido. Que en los últimos minutos, cuando nos interese, que no se juegue más. O que el media punta tenga más intuición en las dejadas de cabeza de Toedtli. De todas maneras creo que Ogbeche es más intuitivo. Y acabo como empecé, bien por la humildad del míster. Eso no hace más que engrandecer la figura del uruguayo. Y es que la sombra de Espárrago cada vez es más alargada. Y punto.