Los profesionales volverán al caladero para ocupar sus puestos de trabajo durante los primeros días del mes de febrero. :: ÓSCAR CHAMORRO
Ciudadanos

Los almadraberos, preparados para faenar

Barbate, Conil o Tarifa eran ayer un hervidero; el calado de esta pesquería dará un respiro a su economía Alegría y cautela tras el acuerdo entre la Junta y el Gobierno

BARBATE. Actualizado: Guardar
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En Barbate, Conil, Zahara de los Atunes y Tarifa no se hablaba ayer de otra cosa. La noticia de que los pescadores -de sus respectivas almadrabas- podrán trabajar esta temporada sin miedo a que los recortes de cupos los dejen en la estacada, ha sido un bálsamo importante para un sector pesquero «muy castigado en esta provincia».

Así lo cree el presidente de las Federación Andaluza de Cofradías, Manuel Peinado, que esbozaba -eso sí-, una sonrisa a medias. De hecho, el sector está satisfecho, pero su alegría es moderada y la valoración de la luz verde al calado de las artes, contenida.

LA VOZ pulsó ayer la opinión de los profesionales de la mar sobre el anuncio realizado, a última hora del martes, por el Ministerio de Medio Ambiente y la Junta de Andalucía, que autorizaba el calado de las cuatro almadrabas y garantizaba así el mantenimiento de los 292 empleos directos que proporciona el sector.

«Como pescadores que somos estamos muy contentos porque nos hayan dado garantías de que podremos faenar, pero hasta que sepamos los términos y las condiciones exactas en que saldremos a la mar no podemos pronunciarnos mucho más». Son palabras de uno de los representantes de las plantillas de las almadraba de Cádiz, Rafael Gomar.

Presidente del comité de empresa de Cabo Plata de Barbate, Gomar se mostró «impaciente porque alguien nos explique con detalle las cifras de capturas», y aseguró que hasta ese momento «no convocaremos asambleas de pescadores».

Una ilusión renovada

Mientras tanto, los profesionales que volverán al tajo en muelles y caladeros, están «ansiosos» por incorporarse a sus puestos, algo que ocurrirá en los primeros días de febrero. Entretanto, y como ocurre cada invierno en «esta profesión tan ingrata», la mayor parte de pescadores de las almadrabas gaditanas se buscan la vida como pueden. «Este año la cosa está fatal. La mayoría está cobrando el subsidio de desempleo (al que sólo tienen derecho cada dos temporadas de faena)», y los más afortunados «subsistimos como podemos recogiendo piñas, trabajando en la construcción o enrolándonos en otras flotas»; así lo ratifica José Carlos González, almadrabero de Tarifa y delegado del comité de la Almadraba España del municipio.

Mano de obra

Por su parte, los empresarios que gestionan las almadrabas Punta Atalaya de Conil, España de Tarifa o Cabo Plata de Barbate, siguen a la espera de conocer con exactitud las toneladas de atún rojo que podrán pescar este año, y los márgenes de intercambios de capturas de que gozarán.

Desde la Organización de Productores Pesqueros que los aglutina, su gerente, Marta Crespo, apuntó ayer su satisfacción por el papel de «observatorio científico» que les otorga el Gobierno, y que reconoce por fin que esta pesquería «es fuente de información de la especie porque somos un arte totalmente pasivo», explicó.