Tras las dos funciones previstas en Jerez, Jordi actuará en Madrid, París, Sevilla, Oviedo, Amsterdam y Bruselas. :: ESTEBAN
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«Me entristece que a otros teatros se les dé todo y al Villamarta, nada»

El tenor jerezano debuta este jueves en el papel de Octavio en 'Don Giovanni', retomando así su contacto con Mozart Ismael Jordi Tenor

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Bajo la dirección escénica de Francisco López, el Teatro Villamarta pone en escena el jueves y el sábado 'Don Giovanni', con el que quizás sea su hijo musical más querido, Ismael Jordi, en el papel de Octavio.

-Nunca antes había encarnado a este personaje.

-Hacía ya unos ocho o nueve años que no cantaba Mozart. Debuté en el Teatro Real con 'Così fan tutte' y lo hice con el maestro López Cobo y no he vuelto a cantar nada más. Creo que Mozart, a diferencia de lo que piensan otros, hay que afrontarlo con una base técnica importante. Dicen que Mozart enseña a cantar y a tocar pero yo creo que hay que afrontarlo cuando se tiene un conocimiento técnico en la voz importante por eso lo dejé un poco aparte, para más adelante. Ahora me siento capacitado para un papel que tenía ganas de cantar, el de don Octavio, y qué mejor que en Jerez.

-El reparto cuenta con nombres que se han hecho ya habituales en el Villamarta.

-Sí, Ruth Rusique, María Rey-Joly y María José Moreno, con la que no había cantado hasta ahora y me hace mucha ilusión. Estamos tres semanas aquí en Jerez y luego vamos tres meses a Madrid, con 'Doña Francisquita'. Además, están el maestro Chernov, con el que es una delicia trabajar, y Rubén Amoretti, que debuta con esta obra en el Villamarta y creo que puede ser la sorpresa de esta temporada y de esta producción. Es español, de Burgos, pero lleva mucho tiempo fuera de España. Tiene una gran voz.

-¿Cómo van los ensayos?

-Tenemos poco tiempo para montar la obra pero cuando las cosas se hacen con ganas y con ilusión siempre salen bien.

-¿Qué aporta el montaje de Francisco López a esta obra?

-Aporta fedeltà, como se dice en italiano. Es fiel a la partitura aunque cada uno tiene sus propios conceptos y manera de ver la obra. A mí lo que me gusta de Paco es que es muy fiel a la partitura, al compositor y la libretista, algo que es difícil de encontrar en los tiempos que corren. Es un 'Don Giovanni' con matices muy tradicionales y también muy de Paco López.

-No ser tan fiel puede acabar desvirtuando una obra.

-Hay veces que se acaban haciendo obras emblemáticas que no tienen nada que ver. Ahora he estado en Amsterdam y una de las arias que cantaba yo en 'La Traviata' era en calzoncillos. Es lo que hay. Yo pienso que es un péndulo: ahora está en un punto y luego en el contrario. Ya está bien de quejarse, hay que adaptarse a lo que hay. Más adelante será otra cosa.

-¿La crisis también le afecta a la ópera?

-Claro que se nota. Lo que me entristece bastante es que a algunos teatros se les dé todo y al nuestro no se le dé nada y encima, cada vez menos. Sobre todo, cuando están viendo que tiene temporada muy sólida, de muchos años, y que se hace un trabajo fenomenal. Me enfada que los que dan el dinero se lo den siempre a unos cuantos y en Jerez siempre tengamos los mismos problemas.

-Pero el público no ha dejado de acudir al teatro.

-Nunca ha dejado de venir. Y la temporada sigue ahí con los grandes problemas económicos que ha tenido el Villamarta y no quieren verlo o no les da la gana verlo. La función del sábado está llena y el jueves casi también. Las administraciones públicas tienen que ver que el teatro hace un trabajo maravilloso no sólo en la ópera sino en teatro, flamenco... No es justo que el Villamarta sea la oveja negra de la familia.

-Volviendo a la ópera, ¿qué virtudes son más importantes para la formación de un tenor, además de la constancia?

-La paciencia. Tenemos mucha prisa. Te ofrecen el caramelo y somos golosos. Yo soy frío en ese sentido, sé lo que quiero y hasta dónde puedo llegar, por eso no quiero tener prisa. El cantante lírico tiene por delante una carrera de fondo, no del primero que llega, y se está viendo en compañeros que hacen carreras de dos o tres años. Yo este año cumplo diez, debuté en el 2000. Se dice pronto y todavía ni he empezado. La constancia y la paciencia son dos virtudes importantes para un cantante lírico.

-¿Hará algo especial para celebrar estos diez años?

-Tengo la agenda muy llena. A ver si se puede hacer algo.

-En referencia a 'Don Giovanni', ¿Qué le está enseñando el papel de Octavio?

-Me está enseñando a cantar mucho y mejor. Tiene dos arias muy difíciles técnicamente y te enseña a estar muy atento con lo que cantas. Son dos arias especialmente difíciles, con fiatos muy largos y hay que coger bien el aire. Don Octavio se ha tenido siempre por un personaje un poco estúpido, sin sangre, sin corazón, y me gusta la visión que la ha dado Paco López, que le ha dado alma y corazón, lo ha hecho más vivo.

-¿Y qué le ha aportado usted al personaje?

-Dentro de lo que significa Mozart y sus parámetros, quiero hacer un personaje más real, más vivo. Siempre es bueno cantarlo con mi forma de ser.

-¿Te sientes un emblema del Teatro Villamarta?

-He salido de aquí y le debo mucho a esta casa. Estoy encantado, por eso me duelen todas las cosas que le pasan al Villamarta, como las relacionadas con el aspecto económico. Veo que a otros teatros le dan tanto teniendo la misma temporada que el Villamarta o incluso haciendo menos cosas que nuestro teatro... porque no sólo tenemos ópera sino que también hay danza, teatro, un festival de flamenco impresionante...

-¿Es que el trabajo y la calidad del coliseo jerezano no se ven fuera?

-El Teatro Villamarta suena por todos lados, pero parece que no quieren verlo.

-En estos diez años de carrera, ¿en qué papel se ha encontrado más cómodo?

-Tengo un personaje emblemático que es el Nemorino de 'El elixir de amor'. Tiene unas características vocales que me vienen muy bien, en general, Donizetti me viene muy bien. Otro, con el que debuté hace un par de años y que me gusta mucho hacer ahora, es Edgardo, de 'Lucia di Lammermoor' y ahora me gustaría ir afrontando el repertorio francés, que creo que puede ser muy importante en mi carrera.

-Tras las funciones de esta semana en Jerez, ¿cuáles son sus próximos compromisos?

-Madrid, París, Sevilla (en el Teatro Maestranza con 'La Traviata), Amsterdam, Oviedo y Bruselas y espero pararme en diciembre. Incluso tengo ya cosas para 2011, 2012 y 2013. La ópera es así.

-¿Siente un pellizquito cuando actúa en Jerez?

-Me gusta tenerlo siempre pero aquí es especial y no sólo para mí sino también para los que vienen de fuera. Gracias a Dios que no canto flamenco, ni soy torero o futbolista porque entonces el pellizco sería enorme, -ríe.

-Su personaje y la obra, en general, son complicados, ¿también lo es para el público?

-Es una de las óperas que hace afición. Es conocida aunque densa. Es una obra maestra, muy completa aunque al que no esté acostumbrado le puede parecer mucho. Empezar con 'Don Giovanni' no está mal.

-¿Le piden en casa que cante?

-No mucho porque saben que soy duro. Mi hermano sí que me lo pide pero me cuesta la misma vida. Siempre he sido muy vergonzoso para cantar y mira ahora, que lo hago delante de dos mil personas. Me daba una vergüenza horrorosa, pero no tenía más remedio.