PAN Y CIRCO

VIVA EL BUEN FÚTBOL

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Todos expectantes en ver qué hará el Cádiz esta tarde ante el Huesca. Más que expectantes, me atrevería a decir que convencidos de la victoria de los amarillos, primero porque toca, segundo porque hay que darle una alegría a la afición, y tercero porque todos nos hemos encomendado a Víctor Espárrago. Menuda presión la que estoy ejerciendo y no ha hecho nada más que aterrizar. Con los brazos abiertos le damos la bienvenida al técnico uruguayo que ganas, trabajo, empeño, experiencia y sabiduría le va a poner a la cosa. De eso no me cabe duda. Pero sólo la cuarta parte de todo éso, también me gustaría vérselo desarrollar a los jugadores. Con los cambios suele surgir cierta motivación, que esperemos se disipe más bien tarde que pronto y la reacción, por tanto, sea positiva y sirva para lograr el objetivo de la permanencia cuanto antes. Y el objetivo que se lleva planteando la Federación Española desde hace tiempo para que la Copa del Rey sea una competición atractiva y que enganche a la gente, cuesta cada vez más, sin embargo, en honor a la verdad me veo en la obligación de resaltar con mayúscula lo bien que les ha salido los octavos de final con las remontadas épicas del Deportivo y del Atlético de Madrid y la sorpresa de la eliminación del vigente campeón, aunque haya sido a manos del Sevilla. Partido el de vuelta para enmarcar. Que auténtica maravilla y máquina de hacer buen fútbol. Vibré con los despejes y paradones del 'terrenal Palop' (es de carne y hueso aunque no lo parezca), aplaudí la caradura de Jesús Navas, me emocioné con la magia de Messi, aluciné con la resolución de Xavi, flipé con las jugadas de Iniesta... Más no se pudo pedir, a pesar del sufrimiento en ambas aficiones. Lástima que lo hayamos vivido con tanta antelación porque me temo que las semifinales van a ser más aburridas que las películas de sobremesa de Antena 3.