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Sociedad

El impresionismo impresiona

Manet es el eje de una muestra deslumbrante que es posible gracias a la remodelación que afronta el gran santuario La Fundación Mapfre muestra 90 piezas del museo de Orsay parisino

MADRID. Actualizado: Guardar
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Excepcional. Deslumbrante. No caben otros calificativos para la muestra con la que la fundación Mapfre abre la temporada en su salas de Madrid colocando el listón a muchísima altura. Las obras de remodelación que afronta el parisino Museo de Orsay, han permitido mudar temporalmente a Madrid casi un centenar de piezas de los grandes creadores de la 'rebelión' pictórica francesa de finales del XIX.

Un momento clave, «un nuevo renacimiento» en el que el impresionismo emerge como una innovadora manera de interpretar a los grades maestros de del pasado y abre la senda de la modernidad. Así lo entienden los comisarios de esta impagable y brillante exhibición, en cartel hasta el 22 de abril.

Edouard Manet es el eje vertebrador de esta exposición en la que no faltan ninguno de los grandes de aquella revolución plástica: Degas, Renoir, Monet, Cézanne, Coubert, Sisley, Fantin-Latour, Millet, Pisarro y un largo etcétera más o menso comprometidos con la rebelión impresionista. Muchas de la obras, como 'El pífano' de Manet que recibe al espectador en la planta baja del palacete del Instituto de Cultura Mapfre, son iconos de la pintura universal. Pero hay otras piezas fabulosas, poco vistas incluso en Francia, pero de valor incalculable para entender las motivaciones y el alcance del movimiento que marcó uno de los puntos de inflexión cruciales en la reciente historia del arte.

Sueño

Pablo Jiménez Burillo, director de la fundación Mapfre, hace realidad «el viejo sueño de presentar el nacimiento del arte moderno» con esta muestra que ha él ha comisariado junto al presidente del museo de Orsay, Guy Cogeval, y los conservadores de la institución gala, Stéphane Guégan y Alice Thominie. El viaje a España de este tesoro pictórico ha sido posible gracias a las la obras de remodelación que el museo parisino acomete para renovar suelos, tabiques y sistemas eléctricos y que durarán hasta 2011.

1874 es el año clave. El de la primera muestra impresionista y el de la apertura del museo de Luxemburgo del que el Museo de Orsay es heredero. Es el punto de partida de una exposición muchas de cuyas obras se exponen por vez primera fuera de Francia. Entre ellas, un gran retrato del general Prim pintado por Henri Regnault, rechazado por el militar español y que no había salido de los depósitos del museo parisino en los últimos quince años. Hay quien mataría por poseer otras piezas más conocidas, como 'La clase de danza' de Degas', 'La estación de Saint-Lazare' de Monet, 'El columpio' de Renoir, 'El golfo de Marsella visto desde L'Estaque' de Cézanne, o el 'Retrato de Stéphane Mallarmé de Manet.

Traer a España estas noventa joyas de la pintura moderna ha sido el mayor reto al que se ha enfrentado la veterana y experimentada fundación Mapfre. Un esfuerzo intelectual, humano y económico.