Otra alfombra roja. El mal tiempo retrasó la llegada de Juan López de Uralde a Madrid una hora. A su mujer, Koro Castellano, hermanos (Íñigo y Esperanza) y otros 70 amigos y familiares, no les importó esperar un poquito más. Cuando cruzó la terminal, recibieron a Uralde como un héroe, con vítores propios de una celebración deportiva, pancartas y cava. :: EFE
ESPAÑA

«Lo volvería a hacer mil veces»

López de Uralde afronta los cargos de falsificación de documentos, allanamiento de morada y suplantación de personalidad El director de Greenpeace denuncia que el trato en la cárcel danesa fue «innecesariamente cruel»

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Claro que sí, lo volvería a hacer mil veces». Seguro de sí mismo, con semblante tranquilo y más sosegado desde que el miércoles fuera puesto en libertad tras permanecer en prisión preventiva durante 20 días en la cárcel danesa de Vestre Faengsel, el director de Greenpeace España, Juan López de Uralde, aseveró ayer que no se arrepentía de la «protesta pacífica» que llevó a cabo en Dinamarca ante el previsible fracaso de la cumbre del clima.

Acompañado por los otros tres activistas de la organización ecologista, compañeros de cautiverio, compareció en el buque insignia de Greenpeace, el 'Rainbow Warrior', atracado en el puerto de Copenhague, horas antes de partir hacia España y a la espera de que se fije la fecha del juicio por su acción de protesta. «Vamos a seguir actuando contra el cambio climático, que sigue ahí, empeorando, y no estamos haciendo nada para solucionarlo. Hemos cometido un delito menor para evitar un crimen mayor», dijo 'Juantxo' para resumir el sentir general de los miembros de la ONG que han permanecido encarcelados.

López de Uralte reivindicó «un espacio para la protesta pacífica en las sociedades democráticas», un derecho del que, a su juicio, debe gozar la «sociedad civil», pues en caso contrario «entramos en un túnel que nos aleja de la democracia». El máximo representante español de Greenpeace denunció que el trato en prisión fue «duro y desproporcionado». Así, recordó que un mes antes, en Barcelona, tuvieron lugar acciones de denuncia de cara a la cumbre del clima «y no se produjo ni una sola detención». En Copenhague, tras colarse en una cena oficial ofrecida por la reina Margarita a los jefes de Estado y de Gobierno, «sabíamos que nos iban a detener, pero que debería haber una proporción entre el acto cometido y el castigo impuesto. Tiene que haber una proporcionalidad y esto no se debe repetir».

Los cuatro activistas de Greenpeace se enfrentan a los cargos de allanamiento de morada, suplantación de personalidad y falsificación de documentos, con el agravante de la presencia de la reina Margarita de Dinamarca. López de Uralde insistió en que, obviamente, acudirán al juicio, porque Greenpeace nunca elude la acción de la Justicia, pero se mostró esperanzado. «Estamos seguros de que habrá una proporcionalidad entre la protesta y lo que decidan los jueces».

A su juicio, su liberación ha sido posible gracias «a la presión internacional y ciudadana». «No he sido crítico con la Justicia danesa -aclaró-, sino con el proceso». Y es que, relató, «no ha existido ningún crimen y hemos estado 20 días en la cárcel de forma innecesariamente cruel. No hay motivos para que activistas pacifistas no puedan hacer una llamada a sus familias en Navidades, no puedan leer un libro o les priven de todo tipo de comunicación. Greenpeace ha prestado su colaboración en la investigación desde el principio, pero el único interrogatorio que se nos ha hecho fue después de 20 días en prisión».

Sin visitas

En las tres semanas que permaneció encarcelado en régimen de comunicación controlada sólo recibió las visitas de su abogado y de representantes de la embajada española. Ya al final de su cautiverio, pudo ser visitado por su mujer y un hermano pero, recordó, «ni siquiera podíamos hablar del caso». «Hemos tenido un trato desproporcionado e innecesariamente cruel», insistió. «Mantenernos incomunicados a estas alturas del siglo XXI no tiene ninguna justificación», razonó.

«Greenpeace siempre asume la responsabilidad de lo que hace y el castigo que le caiga. Otra cosa es la valoración que se efectúe de ese castigo». Así, recordó que el primer día de su detención, los mismos policías daneses mostraban su «respeto» por lo que habían hecho y les vaticinaban que al día siguiente serían liberados.

En declaraciones a Radio Nacional, denunció que tras tres semanas de prisión incomunicada, las autoridades les interrogaron el último día, en teoría «para no destruir pruebas». «Nunca ha pasado nada así a un activista de Greenpeace en ningún lugar del mundo», observó, por lo que se mostró indignado de que se hayan «vulnerado los derechos humanos más básicos en un país de la Unión Europea».

Dijo López de Uralde que para argumentar su aislamiento se basaron en que pretendían «no destruir pruebas de la investigación», cuando las imágenes de la protesta con la pancarta desplegada se colgaron en Youtube desde el primer día. Su tesis reside en que con su detención «pagaron el cabreo del Gobierno danés con las medidas de seguridad de la cumbre».