El matrimonio tiene una hija de once años y espera un bebé para dentro de dos meses. :: FRANCIS JIMÉNEZ
CÁDIZ

«Si sigo en paro y con mi mujer embarazada, al final me veo en prisión»

Después de subirse a una grúa para pedir un empleo, Francisco y su familia comienzan el año como lo acabaron: desesperados por las deudas

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Las facturas se amontonan en una pequeña mesita de su piso de alquiler. Ya debe tres meses al casero y le han avisado de que le van a cortar la luz. En su casa no ha habido adornos navideños, ni la han pisado los Reyes, tan sólo un árbol de Navidad pintado en una hoja de papel. Inmaculada Machina Acosta está embarazada de siete meses y hace unas semanas, desesperada por no encontrar trabajo, decidió esconderse la barriga para poder hacer un curso de carnicería en un conocido supermercado.

Inmaculada no soporta sola la angustia de no tener trabajo. Su marido Francisco Javier Torno lleva año y medio desempleado. El desconsuelo de no tener como mantener a su familia llegó a tal punto que el pasado 8 de diciembre se subió a lo alto de una grúa de construcción situada en la calle San Juan de Dios. Allí estuvo seis horas hasta que varios agentes de policía y las lágrimas de sus allegados le convencieron de que reconsiderara su actitud. La pancarta en la que decía «necesito un trabajo ya» quedó hecha un guiñapo al igual que sus reivindicaciones.

Desde ese día tanto su esposa Inmaculada como él han seguido buscado empleo. «He ido a todas las obras de Cádiz, El Puerto y Puerto Real, y en todas dicen que no hay trabajo pero lo que pasa es que tienen templeada a gente de fuera en vez de la provincia». Francisco lleva desde pequeño trabajando en la construcción, es oficial de primera, y con 34 años lleva cotizados 20. Su entusiasmo y ganas de salir adelante no le han servido de mucho y su situación económica ha empeorado hasta el punto de ir acumulando cada vez más y más deudas.

«Estoy dispuesto a trabajar de lo que haga falta para mantener a mi familia porque se me parte el alma cuando veo a mi hija y a mi mujer embarazada, que no puede ni comer ni dormir de los nervios», señala Francisco. En dos ocasiones ha pedido unarecepción con la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, pero no le fueron concedidas. Si bien sólo una vez fue recibido en el Ayuntamiento y le dijeron que no podían darle un permiso de venta ambulante.

«Estamos dispuestos a hacer lo que sea pero no hay forma de levantar cabeza, sólo me queda mariscar y como me pongan una multa no se que vamos a hacer». Su mujer ha llegado incluso a esconderle las redes y los utensilios de pesca porque entre lágrimas amenazaba en salir a mariscar con tormenta. «Como esto siga así se que voy a acabar en prisión», señala. El matrimonio asegura que no quiere caridad sólo, y ese ha sido su deseo para el nuevo año, buscan un puesto de trabajo.