trigo

«El pan ha subido, pero ganamos menos»

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A diferencia del tomate, el trigo requiere primero su transformación en harina para elaborar el pan. Pero la cantinela de los productores no varía: los costes de producción se disparan, los márgenes comerciales también y los precios se hunden, relata Julio López, secretario de los pequeños agricultores y ganaderos de Castilla y León. Al labrador le pagan a 14 céntimos el kilo de trigo, lo mismo que en 2007. Subió a 17 céntimos el pasado año, lo que acarreó un incremento del precio de la barra de pan. Así explicaron la subida en las panificadoras. Sin embargo, este año la bajada del trigo no se ha correspondido con un abaratamiento del pan. ¿Dónde se queda el margen? López tiene la respuesta: «En las harineras y las panificadoras».

Este agricultor defiende la creación de un observatorio de precios para «poner la cartas sobre la mesa», pero asegura que a la Junta de Castilla y León «no le interesa» saber en qué eslabón de la cadena se produce el desfase». Las organizaciones agrarias españolas exigen transparencia para que el consumidor conozca la diferencia entre lo que paga y el coste del producto. Y también debería saber que las distribuidoras o los grandes almacenes cobran lo que venden al contado, pero a agricultores y cooperativas les pagan con una demora de entre 90 y 129 días.

A juicio de López, el campo necesita, primero, erradicar el cáncer que supone el desfase ya casi histórico entre los precios de origen y destino, que se declare a la agricultura y a la ganadería sector estratégico por su peso en el PIB de muchas autonomías y los empleos que genera, y que se legislen nuevas políticas para hacerlo competitivo y para ayudar a fijar población en el medio rural.

«El campo no puede presentar un ERE si no saca la producción al mercado. Si se cierra una explotación, ya no se abre», explica, al tiempo que pide unidad a las administraciones «que se pasan la pelota unas a otras mientras el sector se va al garete».