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Muere Montazeri, el ayatolá disidente

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El chiísmo está de luto. El gran ayatolá Husein Alí Montazerí falleció «mientras dormía», según anunció ayer su familia, en su domicilio de Qom, el considerado Vaticano para los chiíes, situado 150 kilómetros al sur de Teherán. La muerte del clérigo, de 87 años, deja huérfana a esta comunidad del islam, mayoritaria en Irán, de uno de sus dos marja'taghlid, fuente de ejemplo, estatus en el que queda el gran ayatolá Alí Sistani en la vecina Irak.

Su vacío en el plano religioso es comparable al que deja en el campo político entre una oposición que había encontrado en sus palabras un auténtico látigo contra los actuales dirigentes de la República Islámica. Las autoridades temen que los reformistas aprovechen los funerales para volver a tomar las calles y mostrar al mundo su abierta oposición al gobierno de Mahmoud Ahmadineyad y a la autoridad suprema de Alí Jamenéi.

Nada más conocerse la noticia se anunció la salida de miles de fieles con rumbo a la ciudad santa de Qom. Montazeri fue el hombre de confianza del imán Jomeini durante sus largos años en el exilio, pero su carácter crítico con algunas decisiones del ayatolá le privó de ser su sucesor cuando felleció en 1989. Entonces se enfrentó a Jamenéi, por «no tener suficientes credenciales».

Ese choque con la cúpula le costó el arresto domiciliario en el que ha vivido prácticamente los últimos veinte años de su vida. Pero la represión nunca le hizo cambiar un discurso que se endureció especialmente el 12 de junio tras la victoria electoral de Ahmadineyad.