Higuaín abraza a Ramos. :: EFE
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El Real Madrid se estrena como apisonadora ante un débil Zaragoza

Gonzalo Higuaín marcó a los dos minutos y los blancos ya goleaban antes de la media hora

MADRID. Actualizado: Guardar
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Por primera vez se mostró como esa aplastante máquina de ganar y jugar que todos esperaban. Hasta anoche, los nombres que contiene el equipo actual del Real Madrid estaban por encima de su rendimiento. Desde anoche, ya es posible intuir que si alcanzan la regularidad serán uno de los mejores conjuntos del mundo a poco que ofrezca parte de la contundencia vista ante el Zaragoza.

El equipo maño fue un guiñol en manos de un conjunto que parecía estrenar superioridad y eficacia. Ni dos minutos habían transcurrido cuando Higuaín (uno de los pocos que cumple en cada cita hace años) había abierto el marcador. Antes de que transcurriera media hora, el marcador era de 3-0. La mezcla de músculo y pase en el centro del campo abastecía de tal forma a los atacantes que hasta Rafael Van der Vaart se permitió dos tantos. Tampoco se había cumplido una hora del encuentro cuando el marcador era 5-0. Para entonces, Higuaín había repetido con una volea gloriosa y Cristiano Ronaldo se había apuntado a la fiesta con un tanto lleno de regates, propio del juego canchero, exhibicionista e infantil que tanto gusta y tanto le gusta.

Ni siquiera la ausencia de Pepe. Ni siquiera la falta de Benzema (que saldría avanzada en la segunda parte). Nada impidió que el Real Madrid estrenara idilio con la tranquilidad y las goleadas demoledoras, con todo lo que la afición esperaba de una mezcla de estrellas en cuanto Manuel Pellegrini fuera capaz de convertirla en un equipo de fútbol. La prueba de que ese camino ha comenzado es que hasta el hierático e inexpresivo técnico uruguayo se permitió ayer sonrisas, aplausos y gestos. Es el primer aliviado.