Milicianas de Yihad Islámica reciben un cursillo de uso de armas en la franja de Gaza. :: AP
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Egipto también quiere aislar la franja de Gaza

El Gobierno de Mubarak tapona con un muro subterráneo los túneles que controla Hamás

JERUSALÉN. Actualizado: Guardar
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«Llevan trabajando así hace un mes. Al principio no sabíamos qué estaban haciendo porque sólo cavaban y cavaban agujeros, pero han traído grandes planchas de acero para meterlas en las zanjas y sí. Parece que están construyendo un muro bajo tierra». Con este testimonio, Safwat Ahlouk, vecino de Gaza de 36 años, confirmaba ayer las informaciones difundidas ayer en Israel, según las cuales, Egipto estaría instalando un telón blindado subterráneo a lo largo de su frontera con la Franja para acabar con la red de túneles que los palestinos han tejido para abastecer su territorio desde el Sinaí.

De acuerdo con el testigo, «tres grandes equipos» de militares egipcios provistos de máquinas excavadoras pueden verse desde Rafah -la ciudad más meridional de Gaza- operando simultáneamente al este, el oeste y en el centro del llamado 'corredor Filadelfia', que separa ambos territorios. De acuerdo con el diario 'Haaretz' de Tel Aviv, que cita «fuentes egipcias» no identificadas, lo que fabrican es una barrera interior «imposible de cortar o fundir» que tendrá diez kilómetros de largo y que se adentrará entre veinte y treinta metros en el subsuelo. Suficiente para segar la red de túneles que nutre Gaza de los alimentos y los productos básicos que les niega el embargo israelí, aunque también de drogas, y lo fundamental: armas y explosivos que terminan fortaleciendo a Hamás.

Por eso, El Cairo ya había amenazado anteriormente con ejecutar este proyecto. Ajeno a las acusaciones de muchos palestinos, que le tratan de traidor por su colaboracionismo con Israel, para el presidente, Hosni Mubarak, el objetivo compartido con los judíos de hundir a Hamás es supremo, porque de ello depende la perpetuidad de su régimen en la figura de su hijo, Gamal Mubarak. Un éxito de los radicales en Gaza amenaza con traducirse en una victoria de los Hermanos Musulmanes en Egipto, y adiós con plan de instaurar una «república hereditaria» en el país de los faraones a imagen y semejanza de la dinastía de los Assad en Siria.

Boicot hebreo

El sufrimiento de la población palestina es otra cosa. Mubarak miró para otro lado cuando, en enero de 2008, Hamás tiró abajo la valla fronteriza con Egipto para que los palestinos, hambrientos y desesperados por el boicot económico israelí, pudieran llegar hasta el Sinaí. La libre apertura duró apenas dos semanas. A partir de entonces, El Cairo ha tratado de cegar sin éxito los túneles para frenar a Hamás inundándolos de agua desde el Sinaí, llenándolos de gas y últimamente, intensificando las patrullas para frenar el contrabando, del que los islamistas se benefician directamente a través del cobro de licencias o el suministro de luz que requiere la industria subterránea.

Parece que ahora Mubarak opta por la solución definitiva, un muro impenetrable. Y no es el único. El primer ministro hebreo, Benyamin Netanyahu, ha tomado la «decisión estratégica» de poner en marcha también el viejo proyecto de levantar entre su país y Egipto otra barrera, no tanto para detener «la infiltración de terroristas» que siempre motivó la idea, sino para impedir la entrada ilegal de «gente de África en Israel».

«Netanyahu ha dicho en reuniones a puerta cerrada que el único lugar donde es posible andar una docena de metros a pie y cruzar del Tercer Mundo al Primero es en el sur de Israel», aseguraba ayer la prensa local, que dice que el Gobierno ya baraja tres modalidades de cercado, con costes que van de los 450 a los 5.000 millones de shekel -80 a 900 millones de euros-. Los periódicos también atribuyen al mandatario la reflexión de que «habrá que vallar todo el país. No hay otra opción».