ESPAÑA

Bono recuerda a la Iglesia que no negó la comunión a Pinochet

TOLEDO. Actualizado: Guardar
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El presidente del Congreso de los Diputados, José Bono,

exhortó ayer a la jerarquía eclesiástica a que deje de condenarle «por ser socialista» y sentenció: «Yo no soy un asesino y Pinochet era un asesino desalmado al que se le dio la comunión de manera vergonzosa». Bono aseguró que le ha causado «tristeza» la decisión de la Conferencia Episcopal de reprobar a los políticos católicos que dieron su voto a favor de la ley del aborto. Según el Episcopado, los dirigentes políticos que hayan secundado la iniciativa gubernamental deben confesarse por estar en una situación de «pecado objetivo» y expresar públicamente su arrepentimiento si desean seguir comulgando. El presidente del Congreso dio a entender que la Iglesia católica utiliza dos varas de medir, de manera que es indulgente en unas cosas e irreductible en otras. «No puedo dejar de ver la imagen de Pinochet comulgando y a mí me califican de pecador público», se lamentó Bono, quien hizo profesión de fe y dijo que quería seguir perteneciendo a la Iglesia. No obstante, el dirigente socialista aseveró que ha recibido la solidaridad y simpatía de muchos religiosos.

Al final, Bono lanzó la hipótesis de que si «no fuera socialista, hubiera actuado del mismo modo», los obispos no le hubieran reprendido. El presidente de la Cámara Baja dijo no haber visto tal enconamiento de la jerarquía católica con el PP, que mantuvo vigente la despenalización de la interrupción del embarazo en sus ocho años de gobierno, lo que dio lugar a 115.000 abortos al año. Tras manifestar que tiene la «conciencia tranquila», dijo que le «duele» y «entristece» la posición de la Iglesia.

En una carta a los fieles, el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, sospecha que la reforma de la ley esconde un «ambicioso plan» para introducir una «salud sexual y reproductiva que justifica esterilizaciones masivas, la propagación del aborto como derecho machista de la mujer, la ocultación de información sobre los efectos abortivos de anticonceptivos y la restricción de los derechos de conciencia en los facultativos sanitarios».