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Cuentas de viaje

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Son numerosísimas las personas, de distintas confesionalidades, que creen que después de nuestra muerte tendrán que rendir cuentas. Hay un relato de Voltaire, que era deísta y no tan volteriano como se ha venido diciendo, en el que imagina que a Dios se le ha olvidado que creó a este planeta que llamamos Tierra y al final de los tiempos se le presentan todas sus sucesivas criaturas. El guardián de ultratumba, digamos que el acomodador de la eternidad, le dice que allí están todos y que esperan a que los juzgue uno a uno.

Que sea lo que Dios quiera, pero de momento quienes van a ser sometidos a juicio son el inevitable señor Camps y la señora alcaldesa de Valencia, señora doña Rita Barberá. El juez que instruye el caso Gürtel ha abierto una investigación sobre las comisiones ilegales pagadas a empresas de la trama corrupta, corruptísima, que se urdió con motivo de la visita del Papa Benedicto XVI. Puede ser la traca final de tan clamoroso recibimiento si se confirma que los mercaderes a los que Jesús echó del templo, por cierto de muy malas maneras, se acabaron instalando dentro.

Según la Policía, la trama Gürtel logró un millón de euros de comisiones ilegales. Tendrá que demostrarlo, pero de momento lo que se demuestra es que hubo comisiones legales. A Dios rogando, pero con la otra mano amartillando el dinero que proporcionaba la visita de tan sublime huésped. Que aprendan las agencias de turismo.

Incluso las grabaciones televisivas fueron gestionadas. El Vicario de Cristo le ha proporcionado unas ganancias inconfesables a una serie de personas, que sin embargo tendrán que confesarlas, antes de que llegue el final de los tiempos. El magistrado Antonio Pedreira tendrá que juzgarlos. Sólo les cabe el milagro de los panes y los peces gordos.