Karzai pasa revista a las tropas en el palacio presidencial en Kabul./ AFP
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Karzai emplaza a la OTAN a dejar el país en cinco años

El presidente promete al jurar su cargo que perseguirá «enérgicamente» la corrupción para acabar con la impunidad

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Hamid Karzai juró ayer como presidente afgano para otros cinco años. Después de unas elecciones marcadas por la manipulación de votos a su favor y la retirada in extremis de su gran adversario, Abdalá Abdalá, el dirigente pastún aprovechó la presencia de ochocientos invitados de más de cuarenta países para entonar el mea culpa por los errores del pasado. «Prometo aprender de mis errores», dijo y anunció que su gran objetivo es que «en los próximos cinco años las fuerzas afganas sean capaces de asumir el liderazgo en la tarea de garantizar la seguridad y la estabilidad en todo el país».

Seguridad, corrupción y unidad nacional fueron los pilares de una intervención dirigida casi en exclusiva a la comunidad internacional y en la que no hubo espacio para la pobreza o el desempleo, dos de las principales causas de la violencia en el país centroasiático según sus habitantes, como reflejó una encuesta realizada por Oxfam.

Mientras el debate sobre la llegada o no de los refuerzos estadounidenses sigue en el aire, Karzai habló por primera vez de plazos para asumir las competencias de las que ahora se encargan las fuerzas de la OTAN. EE UU y Reino Unido, los dos principales actores de la escena internacional en el país, han advertido en las últimas semanas de que su participación no será eterna y ahora ya tienen un primer calendario al que atenerse. Siguiendo con el guión de exigencias planteado por la nueva Casa Blanca, el líder pastún, flanqueado en todo momento por los dos hombres fuertes de su Gobierno y grandes señores de la guerra, Karim Jalili y Qasim Fahim, enfatizó su compromiso de perseguir «enérgicamente» la corrupción para poner fin a la «cultura de la impunidad» que en los últimos ocho años ha imperado en su Administración.

La declaración de buenas intenciones del reelegido mandatario se cerró con una llamada a la unidad a su adversario político y «a aquellos grupos sin vínculos con grupos terroristas y sin las manos manchadas de sangre afgana», en referencia a los denominados talibanes moderados con los que se pretende negociar para intentar calmar la situación. Karzai se mostró dispuesto a convocar una 'loya jirga', asamblea de notables, y también una conferencia internacional para abrir un «nuevo capítulo en la cooperación y asistencia entre Afganistán y la comunidad internacional».

Abdalá dijo en su respuesta a la oferta presidencial que «no tengo ninguna intención de formar parte del Gobierno», al tiempo que denunció que la situación «no ha cambiado en nada» respecto a la que le obligó a retirarse del proceso electoral por las nulas garantías para evitar un nuevo fraude.