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Lima y Santiago, enfretados ahora por un caso de espionaje

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La tensión entre los gobiernos de Perú y Chile, ya enfrentados por un conflicto sobre límites fronterizos, se elevó al estallar un caso de espionaje que implica a dos suboficiales de la Fuerza Aérea Peruana (FAP) que entregaron secretos nacionales a dos militares chilenos. Chile rechazó la acusación y aseguró que la Administración limeña pretende «provocar» a su Gobierno.

El presidente Alan García, que suspendió una entrevista con su colega chilena Michelle Bachelet, anticipó su regreso del Foro Económico Asia-Pacífico (APEC) en Singapur, y llamó a consultas al embajador en Santiago. En Perú, el escándalo ha conmocionado especialmente al estamento militar.

La justicia detuvo y acusó al suboficial Víctor Ariza Mendoza, quien trabajó en la Embajada peruana de la capital chilena, de revelar secretos, cometer espionaje, traición a la patria y de lavado de dinero desde el año 2005. Ariza, de 45 años, habría entregado la lista de oficiales destacados de la Inteligencia Aérea, con claves y códigos, y la relación de compras de las FAP hasta 2021. Admitió que recibía mensualmente unos 2.100 euros por pasar información. Afronta una condena de hasta 35 años de prisión. El juez también ordenó el arresto de otro suboficial peruano y de dos militares chilenos, acusados de ser los instigadores de los delitos.

Las autoridades suponen que gracias a esos datos, la inteligencia chilena ha podido acceder a información clasificada del Ministerio de Defensa, y en concreto a la estrategia de Perú ante el tribunal de La Haya, que fallará sobre la demanda por los límites de su frontera marítima.