pan y circo

El utillero del Alcorcón

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Como rezaba aquella canción de Miguel Ríos «Hoy puede ser un gran día». Con ese estribillo se debió levantar el utillero del Alcorcón el pasado martes, antes de que su equipo consumara la tragedia merengue en el Bernabéu. Hace casi dos décadas un conjunto soriano con nombre muy apropiado, Numancia, inauguró la leyenda de la rebelión de los modestos en la Copa. Es más, uno de sus futbolistas, Raúl, se hizo famoso y ahora es un consumado reportero televisivo. Su entrenador era Miguel Ángel Lotina, el hoy técnico del Deportivo, que convenció a sus jugadores para que en vez de pedir una prima al presidente de una entidad tiesa se entretuvieran en contárselo a sus nietos. Para los desmemoriados hay que recordar que al final el Barcelona se clasificó.

Casi dos décadas después, la machada completa la ha consumado una modesta escuadra de la comunidad de Madrid, el Alcorcón. Bien es cierto que había precedentes de este tipo con nombre y apellidos: Toledo, Figueras o Real Unión de Irún. Pero lo logrado por este grupo de obreros del balón ha superado cualquier antecedente, más que nada por el 4-0 conseguido en la ida. Su incuestionable clasificación vuelve a abrir el debate sobre el desprecio que determinados clubes muestran hacia la Copa. Pero también abre la puerta a los románticos y el utillero del Alcorcón representa el mejor exponente.

La cara de ese hombre en el banquillo del mejor conjunto del siglo XX es un fiel reflejo de la grandeza de la gesta del Alcorcón y porque no decirlo de la del propio Real Madrid. A buen seguro que ya tendrá que contarle muchas cosas a sus nietos. El domingo volverá a la cruda realidad, en la que sólo sirve ganar para meterse entre los cuatro primeros de su grupo en Segunda B. Pero la alegría de hace tres días ya no se la quita nadie.