TELEVISIÓN Y RADIO

La vuelta al mundo del lujo en '21 días'

La producción de BocaBoca para Cuatro dedicó su primer programa a la crisis

MADRID Actualizado: Guardar
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21 días, que siempre protagoniza la periodista Samanta Villar, aborda todo tipo de temas, principalmente de carácter social, que pueden despertar la curiosidad entre los telespectadores, ya sea por lo ajenos que les parecen o, en contraposición, a veces demasiado cercanos.

El director del programa, David F. Miralles, en el caso de 21 días en crisis (emitido el 25 de septiembre), y la subdirectora del espacio, Mª Angels Méndez, por 21 días de lujo (que se puede ver mañana, en Cuatro, a las 23.20 horas), explican la trastienda de dos programas con temas totalmente opuestos.

La pregunta obligada es: ¿por qué estos temas? Miralles explica que «21 días intenta retratar diferentes realidades sociales y la crisis es un tema que toca de lleno a todo el país. Queríamos poner nombre y apellidos a un término del que todo el mundo habla en genérico pero cuando se lo ve cara a cara tomamos consciencia de lo duro y cruel que es convivir con ella». En el caso del lujo, la idea «era hacer un tema distendido, más entretenido», añade Méndez.

Una vez decidido el tema, toca buscar a una familia dispuesta a colaborar. Para la emisión de mañana, sobre el lujo, la subdirectora reconoce que «la producción ha sido difícil. La gente con una posición social no tiene ningún interés en hacer ostentación de eso. Existe la creencia de que los ricos no dan importancia al dinero y queríamos romper con ello y ver que, detrás de esa gente, también hay mucho trabajo y esfuerzo».

En cada programa, un equipo compuesto por Samanta Villar, el cámara y el director o subdirectora del programa (en ocasiones, también un redactor) se traslada al lugar de rodaje para vivir allí 21 días.

En 21 días obviamente se estrechan lazos, pero ¿y después?, ¿cómo es despedirse y dejarles así? Como no podía ser de otra forma, el director contesta: «Duro, difícil, después de tanto tiempo, se crean lazos de complicidad con todo el equipo, que se implica en el tema y con los personajes de manera emocional y personal. Cuando les pedimos que nos cuenten su intimidad y comparten con nosotros su vida, tarde o temprano se produce un intercambio natural». Después, añade, «mantenemos el contacto. Algunos han tenido ofertas de trabajo y a Ramón y Laura les han ofrecido ayuda con su hijo autista».

La otra cara de la moneda (el altísimo nivel de vida de los protagonistas del programa de mañana), pueda parecer poco apropiada en los tiempos que corren, aunque según defiende Méndez, «entretenerte con un programa, más distendido, es como ver una película».

Los 21 días pasan en ambos casos y es el momento de marcar un criterio para decidir las escenas u otras. «Para nosotros es importante el contenido -dice la subdirectora-, lo que cuentan los personajes, curiosidades y, particularmente en un programa sobre el lujo también la imagen: una botella de Moët & Chandon, unas joyas o un desfile de alta costura».

Para Miralles, «las imágenes forman parte del contenido, todo lo que ayude a la historia, a entender cómo vive esa familia. La mayoría de las veces son pequeños momentos muy cotidianos, pero también muy entrañables. A todos se nos partió el alma cuando Lidia nos contaba lo que significaba para ella no poder celebrar la noche de reyes con regalos para sus hijos».