Los usuarios optaron por otras formas de transporte./ J. CABELLO
Ciudadanos

Las paradas de la desesperación

Caminar o pagar un taxi fueron ayer las alternativas a esperas de hasta dos horas para coger un autobús urbano

JEREZ Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Vendidos. Así se sintieron muchos usuarios habituales de los autobuses urbanos durante el primer día de huelga de los trabajadores de Cojetusa. Los momentos más intensos se produjeron a primeras horas de la mañana -coincidiendo con las incorporaciones a los trabajos y la entrada a los colegios- y a mediodía, cuando tocaba volver a casa. El tema de conversación en todas las paradas de autobuses de la ciudad era el mismo. «Siempre salimos perjudicados los ciudadanos», decían todos consultando impacientemente el reloj.

Además de las paradas del centro, una de las que registra un mayor trasiego cada día es la del hospital. A las dos de la tarde, Antonio Márquez llevaba ya una hora y media esperando coger el autobús que le llevara a su casa: «Me ha afectado mucho que haya huelga hoy. Vengo de Nueva Jarilla y no sabía nada». Para este usuario del transporte público jerezano, la situación era ayer «bastante incómoda».

Consecuencias

Junto a Antonio, María Dolores Bernal y su hijo le echaban paciencia al asunto: «He tenido que pagar 8 euros de taxi para venir al hospital». Para una cita médica a la una de la tarde, María Dolores salió de casa a las diez de la mañana en previsión de que le costara más tiempo de lo normal llegar hasta su destino: «El niño se ha quedado sin colegio porque no me daba tiempo a llevarlo y traerlo». Como el resto de los usuarios que esperaban a mediodía en la puerta del centro hospitalario jerezano, María Dolores se solidarizaba con los trabajadores aunque reconoció que la protesta trastocó todos sus planes: «Están en su derecho a protestar pero tienen que saber que nos están fastidiando a los demás».

«Lo que tiene que hacer la empresa es pagar a sus trabajadores. No vale que digan que el Ayuntamiento les debe dinero», aseguró por su parte Dioni Galán que, recién llegada a la parada del autobús, escuchaba atenta a sus compañeros de espera. «Mi madre tenía que venir al médico y como no había autobús, ha tenido que traerla una sobrina. Ahora me tengo que ir andando hasta mi casa o esperar aquí sin saber cuándo va a venir el autobús», dijo. «Me parece muy mal que se haya llegado a esta situación», concluyó.