Carlos de Riaño es el responsable del diseño. / F. J.
CARLOS DE RIAÑO ARQUITECTO

«Lo que había antes estaba en los límites de lo legal»

De Riaño está satisfecho con el 'diálogo' que se ha establecido entre el nuevo edificio y la antigua estructura

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Está a punto de lograr el título de chicuco: es cántabro y con una fuerte vinculación a Cádiz, familiar y profesional. Carlos de Riaño (Santander, 1952) es el autor de la obra del Mercado Central. No es la primera vez que realiza un proyecto semejante. Ya ganó el Premio Europa Nostra por la obra del Mercado del Este, en su tierra. Y ahora es coautor de la remodelación del eje Paseo del Prado-Recoletos. Casi nada.

-Por fin el Mercado de Cádiz está terminado. Con lo que ha costado.

-Sí, ha sido un larguísimo proceso. Empezó en el año 2000, con un concurso de ideas a nivel nacional. Se adjudicó en 2002 y luego vinieron todas las vicisitudes con el Ministerio de Fomento, hasta que lo asumió el Ayuntamiento.

-Ha tenido que venir constantemente para controlar el proceso de construcción. ¿Ha captado ya la esencia del gaditanismo?

-Ha sido una delicia. A ver si me salen más obras en Cádiz. Yo soy montañés y como tantos, tengo antecedentes en Cádiz. Es una ciudad deliciosa.

-¿Qué ha sido lo más difícil de la obra?

-No ha sido una obra difícil en sí. El Mercado estaba ahí, disfrazado; es un edificio desconocido para los gaditanos. Era una cobacha inmunda. Y luego está el edificio nuevo. Estoy satisfecho porque no le resta protagonismo al edificio histórico. Establece con él un diálogo muy fluido, es muy gaditano: blanco y luminoso.

-¿De qué premisas partía para diseñarlo?

-El proyecto era amplio, daban un programa. Tenía que permanecer el edificio antiguo. Tengo una imagen de éste que me sorprendió: la nave del pescado. Era pleno mes de julio, un lugar oscuro y sin ventilación, con unos olores espantosos. La primera idea era sacar partido a la luz de Cádiz. Podría haber funcionado incluso sin luz artificial, pero claro, los comerciantes quieren tener iluminados sus productos.

-¿Ha sido complicada la negociación con los minoristas?

-Yo no lo he llevado y tengo que agradecer al Ayuntamiento que me haya dado los problemas ya resueltos.

-¿Teme el juicio del público?

-Creo que los clientes van a estar muy satisfechos. Los minoristas pasarán del anterior edificio, que era oscuro y estaba en los límites de lo legal, a unas instalaciones completamente modernas. El tamaño de los puestos viene a ser el mismo. Todo el mundo es libre de quejarse pero no sé si van a tener motivos.

-¿Ese era uno de los objetivos, lograr más amplitud?

-Sí, ha habido un mejor aprovechamiento del espacio. El programa original no se pudo cumplir por los problemas con el Ministerio de Fomento. Se contemplaba una planta sótano para la distribución del género que llegaba y 36 puestos más en el antiguo cine Terraza, junto a un edificio administrativo...

-Eso pasa con frecuencia, ¿no?

-Para desgracia de los arquitectos, los proyectos están en continua revisión, pero la idea original es la misma.