FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

Raúl, récord, homenaje y goles

Dos goles del '7' encarrilaron un triunfo más sufrido de lo que parece frente a un Valladolid vistoso pero muy vulnerable (4-2)

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Con perdón de los clásicos, Raúl es único, inmutable e imperecedero, como el 'ser' que describió el filósofo presocrático Parménides hacia el 500 antes de Cristo. Tiene 32 años, un contrato casi vitalicio y lo ha ganado todo con su club, que no con la selección, pero se emplea con la ilusión de un advenedizo.

El acierto de Raúl, los besos a su anillo de casado y las dedicatorias a su mujer embarazada, el potencial ofensivo de Marcelo y al postrero tanto de Higuaín, fueron lo más vistoso de un Madrid vulgar en lo colectivo y determinante por sus individualidades. Y eso que faltaron el lesionado Cristiano y, durante más de una hora, el fatigado Kaká.

En casa y ante un rival que arriesga con la línea adelantada, el brasileño mostró su cara amable. Fiel al estilo de los laterales de su país, ataca de maravilla pero defiende de pena. En Sevilla, donde Navas le buscó las cosquillas una y otra vez, fue un desastre. Ante el Valladolid, apenas tuvo que emplearse atrás y profundizó con tino. Asistió en el segundo a Raúl y marcó un golazo, con la derecha y desde fuera del área, cuando ya pasaban segundos del alargue en la primera parte. Se internó, se vino al centro y la clavó ante la mirada pasiva de los pucelanos.

Apuntaba a goleada

Parecía un choque fácil para el Madrid, resuelto a los 18 minutos, pero está visto que este equipo no sabe sujetar los partidos y sufre más de la cuenta en el Bernabéu. Fue dominado por el Xerez y el Tenerife, pese a los contundentes resultados finales, y en muchas fases también fue presionado por el vistoso pero blando y vulnerable Pucela. Después de que Nauzet acortase distancias en un gran golpe franco, se rondó ya el empate. Arzo tuvo la ocasión más clara pero cabeceó mal un saque de esquina.

Lejos de hundirse por ese golazo de Marcelo con el tiempo ya consumido, el Valladolid salió fuerte en la reanudación. Un error impropio de Xabi Alonso preludió un gran pase del 'atlético' Diego Costa -una amenaza constante para Pepe- que Marquitos no desperdició. Había partido y runrún en Chamartín. Sobre todo porque los dueños del balón vestían de morado y los balones parados eran una agonía para Casillas.

Pellegrini, con rictus de preocupación, acertó al introducir a Kaká y, sobre todo, a Higuaín. Con sus desmarques y el espacio que dejaban a su espalda los adversarios, el 'Pipa' era un tesoro.

Pronto lo demostró. Gran pase de Alonso y precioso balón picado sobre la tímida salida de Jacobo. Magnífico colofón para otro partido preocupante del Madrid...y de un Valladolid que roza el descenso porque, entre otras cosas, ha encajado 16 goles en siete partidos.