CÁDIZ

Ni viviendas, ni comercios, ni experimentos, con las cosas de comer no se juega

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Nadie está por la labor de cambiar los usos del terreno. Ni Consorcio Zona Franca, ni Ayuntamiento, ni siquiera ningún pequeño colectivo vecinal o de cualquier naturaleza ha tenido la ocurrencia de alegar lo más mínimo de cara al nuevo Plan General de Ordenación Urbana.

La ciudad de Cádiz es la capital de provincia con menos suelo industrial de España. Y no puede ampliar el que tiene. La única posibilidad de rentabilidad pasa por usar bien el que existe y no emplearlo en otras funciones. Parece que todas las instituciones, partidos y colectivos sociales lo tienen claro: con la industria, con la poca que queda, no se juega.

Frontera invisible

La única opción de que los 30.000 metros cuadrados recuperables de la planta de Imperial Tobacco tuvieran otro uso distinto al actual sería una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Ese trámite precisaría de un consenso de administraciones que actualmente es imposible. Todas están de acuerdo en lo contrario y quieren que siga siendo suelo industrial.

De hecho, fuentes oficiales de la dirección de Zona Franca dibujaban ayer una frontera ficticia. Desde Ronda de Vigilancia (desde Supersol) hacia la playa de Cortadura, los cambios de uso se pueden discutir y negociar.

De hecho está planteado un centro comercial a partir de esa linde ficticia. Sin embargo, desde Ronda de Vigilancia hasta el Puente Carranza y Puntales, no hay debate posible. Todo debe ser terreno industrial. Otra batalla, larga y difícil será darle el mejor uso posible.