CÁDIZ

El sueño

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Paradores de Turismo acaba de anunciar, por fin, cómo será el Nuevo Parador de Cádiz. La noticia es de gran importancia porque no sólo permitirá a la ciudad contar con un hotel de gran categoría, algo a lo que nos tiene acostumbrados Paradores, sino que permitirá recuperar para los ciudadanos un pedacito de tierra junto al mar que permitirá desarrollar uno de los sueños de los que diseñaron la trama actual, el de pasear por el Casco Antiguo sin perder de vista al mar.

Con el anunciado proyecto de Paradores el único trocito que queda ya por liberar es el colegio que hay junto a La Caleta en el que es de esperar que la Junta de Andalucía opte por fin por su demolición.

Lograr que siempre se vea el mar desde la tierra, además de tener un cierto toque romántico es un gran paso desde el punto de vista turístico ya que es muy atractivo poder dar la vuelta a la ciudad con ese paisaje en el que se ve el interior de la Bahía y el océano. Habría que estudiar, y yo creo que sería necesario hacerlo a fondo, si hacer la circunvalación con el tranvía porque podría dar ya un toque realmente atractivo a la zona. No cabe duda de que los turistas vienen buscando este tipo de cosas diferentes y aquí tenemos la suerte de poder dárselo.

Otra de las cuestiones que parecen muy interesantes del proyecto de Paradores es la apertura del hotel a la ciudad, colocando el restaurante y la cafetería con un fácil acceso desde la calle y pudiendo así permitir que se deguste la atractiva cocina que se realiza. En este sentido hay que destacar el trabajo realizado en los últimos años por el equipo de Paco Caparrós, el jefe de cocina del Parador de Cádiz que se ocupó de «gaditanizar» la propuesta gastronómica del establecimiento creando platos basados en la culinaria de la zona.

Uno de los problemas que tenía precisamente el restaurante del Parador para hacer «más visible» su atractiva oferta gastronómica era la dificultad para que el público no alojado en el establecimiento pudiera acceder al restaurante y más cuando los restaurantes de los hoteles no han tenido, aunque ya hay numerosas excepciones, fama precisamente de buenos y baratos.

Con la nueva disposición del restaurante este problema se habrá acabado y no cabe duda de que comer con vistas a la Bahía será todo un espectáculo.

La ciudad también gana en arquitectura porque el nuevo proyecto parece mucho más atractivo que el hotel actual uno de los pocos de Paradores que no eran singulares. En este sentido es también todo una apuesta que no haya vallas de separación entre el propio hotel y el paseo.

Ahora queda también un reto y éste es para la ciudad y el de ir logrando también que este recorrido exterior por el casco antiguo tenga también algunos contenidos. En este sentido el Castillo de Santa Catalina, toda una joya, podría ser mejor aprovechado de lo que está ahora al igual que el Baluarte de Candelaria, también sin usos claros. Otra cuestión a resolver es la de los bajos que hay debajo de las murallas de San Carlos a los que siempre se ha tratado de dar nuevos usos, pero que hasta ahora no han visto la luz.

Proyectos como el del hotel Atlántico, que bien se podrían completar con el de Valcárcel o la colocación en el puerto de Cádiz de la terminal de pasajeros harían que la idea de convertir a la ciudad en un centro de atracción turística sea más viable. Dadas las circunstancias parece que esta es la opción más seguro para el futuro de la ciudad.