ESPAÑA

Rajoy empuja a Camps a resolver sobre su destino para superar el 'caso Gürtel'

El presidente de la Generalitat, que llevó a 'El Bigotes' a Valencia para organizar actos del PP, afronta las consecuencias de esa amistad

MADRID Actualizado: Guardar
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Francisco Camps tiene manos libres para elegir la soga con la que habrá de dejar bien atada la solución del caso Gürtel, que amenaza con llevarse por delante su gestión a cuenta de una supuesta financiación ilegal del PP. Mariano Rajoy lo tuvo claro cuando completó el puzle del informe policial, leyó la transcripción de las conversaciones entre los dirigentes valencianos y conoció los datos que tiene la Fiscalía sobre los tejemanejes de su partido y la Generalitat con la terminal valenciana del entramado corrupto. El líder de los populares decidió aplicar su doctrina habitual y pidió a Camps que dé un paso adelante para resolver la endemoniada situación que lo ha situado al borde de un peligroso precipicio sobre el que penden las consecuencias políticas y jurídicas de su relación con Álvaro Pérez.

«Haz algo y dejaré que parezca que lo haces tú. Pero haz algo», dicen que le dijo Rajoy al barón valenciano entre manteles durante su encuentro en el parador conquense. Al menos, así resumen la reunión en la sede de Génova, mientras que las terminales valencianas del partido insisten en que el líder dejó manos libres al president, como si éste tuviera alguna opción para elegir. De momento, el camino que parece haber emprendido Camps es el ya conocido de negarlo todo, ignorar la realidad y esperar a que escampe echando las culpas al PSOE. No le servirá de nada. La realidad judicial se impondrá y la política se lo llevará por delante si no toma medidas a tiempo.

Lo «diabólico» del asunto -como lo describió el propio presidente del PP- es que el líder de los populares valencianos no tiene un camino de fuga posible. No puede echar a Ricardo Costa porque el secretario general del partido ya le enseñó las uñas. Lo lógico es que prescindiera también del vicepresidente Vicente Rambla o el conseller Juan Cotino, si quiere que asuman su parte de culpa en la concesión de contratos a empresas que financiaban al partido a través de Orange Market. Pero no podrá castigarlos a todos haciéndose pasar él mismo por inocente cuando a nadie se le oculta que el principal valedor de Álvaro Pérez en la Comunidad Valenciana era el propio president.

Porque fue Francisco Camps quien llevó a Francisco Correa a Valencia el 28 de septiembre de 2002 para que, a través de Special Events, organizara el X Congreso regional -hoy bajo la lupa de la investigación policial-, en el que habría de ser ratificado como secretario general. Por aquellas fechas todavía presidía el partido Eduardo Zaplana, pero Camps ya había sido elegido secretario general en julio en una Junta Directiva y en esa condición fue el encargado de montar el cónclave de su confirmación en el cargo.

El político valenciano conocía a Correa por los trabajos que realizaba para el PP nacional cuando él ocupaba el puesto de secretario de Política Autonómica y Municipal, integrado en el aparato de la sede de Génova, junto con Jesús Sepúlveda, Gerardo Galeote y Luis Bárcenas (posteriormente salpicados por el caso Gürtel), elegidos en el congreso de enero de 2002.

Más tarde, en primavera de 2003, Francisco Camps fue elegido presidente de la Generalitat y Zaplana le cedió las funciones de la presidencia del partido, que añadió al cargo de secretario general. Investido Camps de los tres poderes, unos días después, Pérez creó Orange Market en la localidad valenciana de Argemesí. El primer trabajo de relevancia que hizo de la mano del líder del PP valenciano fue la organización del congreso regional celebrado el 20 de noviembre 2004.

En esa fecha, Camps fue ratificado en la presidencia del partido y colocó a Adela Pedrosa en la secretaría general mientras elegía a Ricardo Costa como vicesecretario. Primero, Pedrosa y más tarde, Costa, que le sustituiría como secretario general en junio de 2007, siguieron la senda del jefe y contrataron todos los actos del partido, en exclusiva, con Orange Market.

'Alvarito'

'Alvarito', como le llaman Paco y su gente, llegó para quedarse. Se convirtió en proveedor único del PP valenciano para todos sus eventos y creó una amplia red de amistades a partir de su estrecha relación con el presidente de la Generalitat y su esposa Isabel, para disgusto de la jefa de gabinete de Camps, Ana Michavila, que nunca vio con buenos ojos los trajines del famoso Bigotes.

El PP de Camps ignoró las directrices de Génova (sede central en Madrid), que, al principio de 2004, ordenó interrumpir toda relación con las empresas de Francisco Correa y siguió privilegiando el negocio con Orange Market. Cuando Costa se convirtió en número dos del partido y, por lo tanto, responsable de la firma de los contratos, pudo haber adjudicado algún servicio a Promedia, la empresa de eventos a la que pertenece su cuñada -que actualmente organiza actos para el PP nacional- pero no lo hizo. Fuentes del entorno del secretario general aseguraron que tenía instrucciones de trabajar sólo con Alvarito.

La desobediencia a la dirección nacional resultó más flagrante cuando tocó organizar el congreso en el que fue ratificado Rajoy como presidente, tras su segunda derrota electoral. El evento tuvo lugar en Valencia en julio de 2004 y Camps y Costa presionaron para que Pérez se quedara con el contrato. Pero José Antonio Bermúdez de Castro, secretario electoral, tenía unas instrucciones muy claras de la Secretaría General, que ocupaba Ángel Acebes, para que no contratara ningún servicio con las firmas de Correa. El PP convocó un concurso que ganó Promedia, aunque Pérez intentó quedarse con una parte del negocio a través de la marca Feria de Valencia, para la que trabaja Orange Market. No lo logró y las maniobras de sus amigos le sirvieron de muy poco. Alvarito terminó organizando un acto paralelo que corrió a cuenta del PP valenciano y que consistió en una cena de clausura con fuegos artificiales cuando el congreso ya había concluido.

Dirigentes populares valencianos aseguran que Pérez se instaló en Valencia porque rompió su relación profesional y de amistad con Correa. Pero el presidente de la Generalitat sabía que los lazos entre ambos empresarios seguían inalterables. Y si no lo sabía, pudo comprobarlo en la boda del propietario de Orange Market, a la que fueron invitados Camps y Correa y donde el novio hizo un brindis en honor de los «Pacos fundamentales en mi vida».