ESPAÑA

«Piratas, nos atacan piratas»

El 'Alakrana' se encontraba con la red en el agua al ser apresado y a su patrón sólo le dio tiempo a lanzar un aviso y dar su posición El atunero estaba fuera del perímetro de la 'operación Atalanta'

BERMEO / MADRID Actualizado: Guardar
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«Nos están atacando los piratas. Nos encontramos en la posición S02-35 E048-20» fueron las únicas palabras que le dio tiempo a decir por radio al patrón del Alakrana, Ricardo Blach, antes de que un grupo de piratas somalíes secuestrará a primera hora de ayer en aguas del Índico al atunero bermeotarra de la empresa Echebastar Fleet con 36 hombres a bordo. Tan sólo año y medio después de la pesadilla vivida durante una semana por la tripulación del Playa de Bakio la historia vuelve a repetirse y la angustia se cierne sobre los familiares de los dieciséis españoles, siete vascos y nueve gallegos, así como del resto de marineros senegaleses, indonesios, marfileños y ganeses apresados.

Eran las 5.30 hora local -dos más en España- y el buque se encontraba en esos momentos a unas 400 millas de la costa somalí. Hace unos días atracaron en las Sheychelles para descargar y se hicieron a la mar el miércoles. A la marinería le restaban escasas tres semanas antes de producirse el relevo y habían descubierto pescado en uno de los objetos -balizas flotantes alrededor de las cuales se reúne el atún-. La jornada comenzaba bien. Sin embargo, todo se torció en pocos minutos.

No detectaron nada extraño en el radar y lanzaron la red al agua convirtiéndose así en presa fácil en caso de ataque -la maniobra de recogida puede prolongarse hasta dos horas-. Sus captores lo sabían muy bien. Aparecieron de la nada y cuando en el atunero se percataron del peligro ya no había escapatoria. Varios hombres armados tomaron el mando del barco y cortaron cualquier comunicación con el exterior. En las horas posteriores al incidente, las constantes llamadas desde la armadora, así como desde los otros buques de la compañía resultaron infructuosos. Los peores presagios se habían cumplido. «Cuelgan una y otra vez el teléfono», aseguraron desde un barco de la misma firma bermeotarra que faena en aquellas aguas.

El único contacto que consintieron los piratas al mediodía fue enviar un escueto correo electrónico a la empresa con la frase «todos OK» y solicitando que no mandarán contestación. Así lo confirmó la hija del patrón, Cristina Blach, quien aseguró que «lo importante es que estén bien, nos daba un poco de miedo que alguien pudiera haber salido herido». La dirección general de la Echebastar Fleet se encuentra ya en Nairobi, Kenia, a la espera de que los secuestradores se pongan en contacto para comenzar las negociaciones. Casualmente habían acudido a la capital keniata un día antes para resolver diversos trámites administrativos. En caso contrario, no se descarta que sea la propia armadora la que intente comunicarse con los captores a través de algún testaferro. «Lo mejor es pagar y que el tema se solucione rápido», aseguraron varios patrones que faenan en el Índico.

Aunque en su momento no hubo confirmación, la liberación del Playa de Bakio pudo costarle a la armadora bermeotarra Pevasa alrededor de un millón de dólares. En este caso la cifra que soliciten los piratas podría superar esa cantidad ya que el buque es de última generación. Costó 30 millones de euros. Salió de Astilleros Murueta en enero de 2006.

El Alakrana se dirigía a última hora de ayer hacia la costa de Somalia escoltado por un esquife -típica embarcación utilizada por los piratas- a una velocidad de entre cinco y seis nudos. El avión de vigilancia español P-3 Orión confirmó la presencia de, al menos, dos hombres armados con rifles en la cubierta del atunero. La fragata Canarias, que desarrolla labores de vigilancia en el Índico con más de 200 militares a bordo, se desplaza hacia la zona, aunque se prevé que tardará unas 35 horas en llegar.

Sin respuesta

El comandante de operaciones del Estado Mayor de la Defensa, el general Jaime Domínguez Buj, aseguró ayer que el mando español en el Índico avisó el jueves, a las 16.00 horas, al patrón del Alakrana y a otros tres pesqueros españoles que se encontraban muy lejos de la zona de seguridad de Atalanta, en un área de actividad pirata, y que le dijesen si iban a continuar por allí para aproximar a ese punto la fragata Canarias. Según afirmó, no recibió respuesta alguna, aunque dos de los barcos se alejaron del área de riesgo, cosa que no hizo el atunero bermeano.

Preguntado Domínguez sobre si el barco vasco hizo mal en ignorar la advertencia, se limitó a contestar que: «Cada uno es libre y responde de sus actos». El general recordó que el diseño de la zona de seguridad no es un capricho de los militares españoles sino que es el área en el que los armadores españoles le dijeron que pensaban faenar entre octubre y noviembre y por cuyo centro patrulla el Canarias.

La vicepresidenta primera del Gobierno confirmó el aviso de Defensa, pero no quiso hacer sangre y se limitó a pedir al resto de pesqueros que no salgan de la zona vigilada, que se mantengan en comunicación permanente con el mando de Atalanta y que «tomen medidas de autoprotección».

Prueba de la supuesta imprudencia que ha insinuado Defensa es que cuando la fragata española logró confirmar el secuestro del Alakrana, poco antes de las diez de la mañana, se hallaba a unas 800 millas del barco capturado, una distancia que le llevará recorrer unas 35 horas a la mayor velocidad que puede mantener.

El Gobierno ha creado una comisión de coordinación, con responsables de Exteriores, Defensa, Pesca, Presidencia y del espionaje (CNI), dirigida por la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, que decidirá las iniciativas «diplomáticas y operativas» con que tratarán de liberar a los marineros. El armador ha viajado a Kenia, donde España tiene su embajada más próxima, para conocer las gestiones con las autoridades somalíes y muy posiblemente para negociar el rescate.

Resolución compleja

La prioridad ahora, según indicó De la Vega, es «preservar la seguridad de la tripulación» y «hacer todos los esfuerzos por liberarla», pero no concretó los pasos a dar. Unzalu fue igual de prudente, dijo que la resolución del caso «será compleja», pero dio la pista de que actuarán de manera similar que para liberar en 2008 a los 26 tripulantes del Playa de Bakio, el primer atunero secuestrado en la zona. Las gestiones, apoyadas por el espionaje francés y español, duraron una semana y la liberación se produjo tras el pago de un alto rescate por el armador.

El Alakrana ya había sido objeto de un intento de secuestro hace escasas semanas y en aquella ocasión el capitán, Iker Galbarriatu, aseguró pocas horas después de esquivar a los piratas: «Estamos en el bombo y nos puede tocar a cualquiera. Lo cierto es que hemos tenido mucha suerte». Ayer, el destino no les dio más oportunidades.