Por los amantes de la copla y de la prensa rosa. / L .V.
LA CITA

Copla y couché en El Puerto

Isabel Pantoja, reina actual de la bata de cola y diva de la prensa rosa, protagoniza esta noche en el coso portuense uno de los conciertos del verano

| CÁDIZ Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Isabel Pantoja continúa copando las portadas de la prensa del corazón, pero también vende discos y llena auditorios. En esa extraña e involuntaria competición que a veces se establece entre la valía profesional de un artista y su vida privada (tan privada como la de Jim Carrey en El show de Truman), hoy por hoy el morbo le va ganando la partida a la copla. El cotilleo le ha comido tanto terreno al talento que muchos se olvidan de que Isabel Pantoja, al margen de sus avatares amoroso/judiciales, ejerce de reina indiscutible de la bata de cola, palmaria e imbatida, desde que Rocío Jurado se llevara el cetro al otro mundo y dejara el puesto vacante, aunque quepan al respecto toneladas y toneladas de matices.

La cantante trianera lleva tres años de gira continuada, con un arduo y provechoso (al menos económicamente) periplo iberoamericano incluido. Esta noche protagonizará en El Puerto uno de los conciertos del verano en la provincia, una cita a la que algunos acudirán por afición y muchos (quizá la mayoría) por puro curioseo. Será en la plaza de Toros y ante una audiencia de amplio espectro, contra lo que pudiera parecer. Además del club de fans de seguidoras de toda la vida que garantiza fondo para el tendido (amas de casa y estilosas veraneantes, el abanico en una mano y el niño en la otra) el renacido interés por la copla que cala en las nuevas generaciones gracias a un exitoso formato televisivo avisa de que el público, al igual que viene ocurriendo en las anteriores citas estivales de la Pantoja, se renueva.

Siempre entregada, emotiva y un punto teatral, la que hace ya un puñado de años fuera la pequeña Maribel desgrana sin descanso un repertorio tipo que incluye los éxitos que la han acompañado a lo largo de su carrera: Francisco Alegre,Marinero de Luces o Se me enamora el alma, alternados con los temas de sus propuestas más recientes (Donde el corazón me lleve, 2002; Soy como soy, 2003; Diez boleros y una canción de amor, 2006).

Debut con Chiquetete

Las imágenes de su romántico paseo en calesa, Rocío arriba, en 2003, junto al entonces alcalde de Marbella, Julián Muñoz, también parecen haber relegado al olvido otra estampa que dio la vuelta al mundo folklórico de los 70: su estreno sobre un escenario, con sólo 13 años, de la mano de un tal Antonio Cortés, más conocido como Chiquetete. Antes incluso de que grabara su primer disco (con 17), aquella adolescente de sonrisa medida, profunda o jaleosa según lo requiriera la ocasión, ya había conseguido llamar la atención de las radios, aunque ella afirma que siguió pasando estrecheces hasta abrirse un huequecito farandulero en el Madrid pre Movida. Tuvo que bailar de nuevo en el Corral de la Morería para hacerse un nombre, hasta que el compositor Juan Solano la animó a que aprovechara su voz poderosa y algo quebrada. Pesaba mucho la falta de relevo de Imperio Argentina y Cocha Piquer, así que la prensa se apresuró a tocarla con el birrete de heredera, a falta de que la fama la graduara con honores tras su matrimonio con Paquirri. Una boda que volvió loca a media España, a pesar de ser una nueva edición del romance patrio por antonomasia: copla y albero, bata de cola y muleta, que dio como resultado un niño malintencionadamente apodado Paquirrín, hoy metido a conquistador licencioso y a monologuista.

Cuando se quedó viuda, sus canciones se tiñieron de una nostalgia serena, bien encauzada por compositores como José Luis Perales, que ayudaron a convertir Marinero de luces (por ejemplo), en un LP coronado por varios discos de oro y platino. Lo demás es un corolario de polémicas y aliños, platós, herencias, y hermanos que parecen engendrados en planetas distintos, una telenovela que acabó con el colofón de la cárcel para su última pareja y una ruptura llena de focos y de lodos, fabricados directamente para el olvido.