CÁDIZ

Un fuego que sigue sin sospechoso

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Además de ser uno de los incendios más violentos de los últimos años en Cádiz, el de Carlos Haya del pasado abril despertó la alarma entre buena parte de los gaditanos, ya que se trataba del cuarto de una serie de fuegos provocados que se sucedieron en apenas dos semanas por toda la ciudad: tres en el casco antiguo y el cuarto en Extramuros, en el barrio de Loreto.

La similitud entre los siniestros hacían pensar que tras ellos se ocultaba una misma mano incendiaria. De hecho, en al menos tres de los incendios, se utilizaron motos aparcadas en la calle para provocar las llamas.

A comienzos de mayo, la policía detenía al fin al primer sospechoso de ser el pirómano: A. U. B., un hombre de 47 años, vecino del barrio de Santa María, al que se le imputaba la autoría de al menos tres de los fuegos antes mencionados, además de un cuarto incendio que tuvo lugar poco después en el interior de un edificio de la calle de Puerto Chico.

A pesar de todo, nada lo relacionaba con el incendio de la calle Carlos Haya, que seguía bajo investigación policial.

Durante la instrucción, sin embargo, las pruebas que vinculaban al detenido con el resto de incendios también fueron cayendo. De modo que la Fiscalía lo ha acusado finalmente por una tentativa de incendio por el siniestro de Puerto Chico, donde fue visto por una vecina. Por este delito se pedirá una pena de 10 meses de prisión, de los cuales acaba de cumplir tres meses en prisión preventiva. Con lo que es previsible que el juez acepte el recurso de su abogado, y decrete la libertad condicional.

Las sospechas también sobrevolaron sobre cinco jóvenes de Cádiz, detenidos igualmente en mayo por ser los presuntos autores de incendios de coches en la Zona Franca y toda una serie de actos vandálicos por la ciudad. Sin embargo, tampoco se les pudo relacionar con el fuego de las motos de Loreto.