Ramón Piñeiro, en su despacho de psicología en San Fernando. / C. C.
Ciudadanos

«Los agresores siempre eligen a víctimas débiles»

El psicólogo Ramón Piñeiro atiende en su consulta a menores que sufren y realizan maltrato

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Ramón Piñeiro recibe cada semana a decenas de niños con problemas. Es psicólogo infantil y entre los muchos casos que trata, cada vez son más los padres que acuden ante las respuestas agresivas que reciben de sus hijos a diferentes órdenes. Resulta sorprendente cómo estos menores, además, también son cada vez más pequeños, con casos sorprendentes de niños de cuatro años «que no hacen más que pegarle a los padres sin que estos sepan cómo responder ante tal actitud», explica.

Frente a tales situaciones, Piñeiro suele aconsejar un libro de Javier Urra, el que fuera primer Defensor del Menor, que se titulado el Pequeño dictador, en el que se intenta evitar que se produzcan casos tan extremos como las agresiones.

Para Piñeiro, el problema es que ha pasado de «un sistema autoritario a un libertinaje muy permisivo, en el que los menores tienen prácticamente de todo. Los padres no saben poner límites ni corregir al niño, que por naturaleza es egoísta y debe aprender una serie de normas de conducta. El problema está en que no saben establecer ni los castigos ni las recompensas», explica el psicólogo.

La situación se agrava cuando los padres están divorciados, y sin darse cuenta meten al menor en una espiral de odio hacia el otro progenitor. «Los niños son una esponja y si los conflictos se resuelven con peleas, tomará esa referencia para solventar también los suyos. Es igual que si después de una pataleta, le damos lo que le hizo ponerse a llorar: aunque esté más calmado entenderá que para lograr las cosas debe ser agresivo».

Acerca de casos como las últimas agresiones sexuales realizadas por menores, que tanto han alarmado a la sociedad, Piñeiro opina que «los menores son conscientes de lo que hacen y la prueba está en el tipo de víctima que eligen, que suele ser mucho más débil que ellos». «Lo que no está tan claro es si son conscientes de las consecuencias de sus actos», matiza el psicólogo, que añade que «hay casos en los que los menores conocen su impunidad y eso tampoco es bueno».

Acerca de la Ley del Menor, el psicólogo cree que el modelo actual es «demasiado permisivo», aunque reconoce que «los menores son propensos a cometer errores más grandes y no por ello hay que hipotecar su vida».

Otro de los problemas que considera que existe actualmente es la falta de medios para la «reeducación» del delincuente, y la falta de «circuitos adecuados para tratar la violencia en ámbitos como el escolar».