DOLORES DÍAZ | INQUILINA DE LA VIVIENDA QUEMADA EN PATROCINIO, 5

«Vi a mi hija inconsciente en la ventana y, por un momento, creí que había muerto»

La menor de 17 años rescatada del incendio de la Viña sigue grave por las quemaduras y la intoxicación

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Dolores Díaz tenía ayer ganas de llorar, pero aseguraba que «no podía». La impotencia, la tristeza y un nudo que le oprimía el estómago parecía secarle las lágrimas, al ver cómo su hija de 17 años, seguía grave en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen del Rocío, en Sevilla. La joven resultó gravemente herida la mañana del domingo, al quedar acorralada por las llamas en un incendio fortuito que se declaró en su casa, en el número cinco de la calle del Patrocinio, en pleno barrio de la Viña.

Ayer, en el hospital sevillano, Dolores, acompañada del padre de la joven, recordaba a este periódico «el horror» de aquella mañana, en la que creyó perder a su hija.

Ella consiguió huir a tiempo, pero no logró sacar de entre las llamas a la menor, que tuvo que ser rescatada por los bomberos a través de las rejas deformadas de una ventana, mientras el fuego la acosaba por la espalda.

Eran las 10.00 horas, y Dolores y su hija dormían juntas en una habitación cerca del salón. La joven había vuelto de salir con los amigos y cayó en redondo en la cama. Fue Dolores la que percibió el incendio: «Me desperté con una sensación de muchísimo calor», recordaba ayer por teléfono desde la sala de espera del hospital sevillano. «Y la habitación ya estaba llena de un humo negro y muy espeso, que quemaba. Me acerqué al salón y vi las llamas junto al ordenador, así que intenté despertar a mi hija, pero no me hacía caso».

Con los nervios a flor de piel, la madre desesperada salió de la casa pidiendo auxilio a los vecinos de la calle, muchos de ellos amigos y conocidos de Dolores, que vivió en el edificio –propiedad de su familia– en su infancia. Tras muchos años fuera, había vuelto con su hija y su hijo de 8 años. El pequeño, sin embargo, estaba ese día en la casa de un familiar, a pocos metros de la vivienda en llamas.

En la calle, Dolores intentó volver a la casa para sacar a la joven, que se había quedado rezagada, pero el humo y el fuego le impedían ya el paso al interior. «Dos amigos de mi hija quisieron entrar, pero tampoco pudieron», explicaba Dolores. Cuando la adolescente reaccionó, estaba ya atrapada por el fuego, así que sólo pudo huir hacia la ventana de la habitación, que daba a la calle en un piso bajo. Las rejas de hierro, sin embargo, le impedían salir, mientras el humo no sólo la asfixiaba sino que también quemaba su piel al contacto con las rejas.

«Vi a mi hija en la ventana, que quería respirar», explicaba ayer Dolores. Pero el humo inhalado y el miedo hicieron que la joven quedara inconsciente sobre los barrotes. «Yo creía que estaba muerta, pero dos vecinos le hicieron la respiración asistida» mientras esperaban la asistencia médica del 061. «Mi hija estuvo más de 15 minutos inconsciente», recuerda Dolores, que opina que la ambulancia «no llegó suficientemente rápido». Por fin, los bomberos que acudieron al fuego abrieron los barrotes de la ventana con un gato hidráulico y sacaron a la joven al exterior, donde fue trasladada en un helicóptero del 061 hasta Sevilla.

La ambulancia sirvió, por su parte, para trasladar a Dolores al hospital Puerta del Mar, ya que según el parte médico sufrió un cuadro de ansiedad. Ella asegura, en cambio, que «ya estaba tranquila; y la ansiedad me dio cuando vi a mi hija en el hospital», totalmente quemada.

La adolescente, de 17 años, sufre quemaduras de segundo grado en la cara y en el pecho, por el contacto con los hierros calientes, aunque la mayor gravedad la causó la inhalación del humo tóxico, que la mantiene con respiración asistida con pronóstico muy grave. Podría estar al menos dos meses ingresada, y recibir un trasplante de piel.