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Zelaya dilapida el apoyo internacional

La histriónica y breve entrada en su país, que amenaza con repetir, desata las críticas, que aprovecha Micheletti para respaldar la mediación de Arias

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Más allá de la espectacularidad de los intentos del presidente depuesto, Manuel Zelaya, para regresar a Honduras, la presión internacional pareció haber logrado ayer el milagro de reflotar el Acuerdo de San José, el proyecto del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, que parecía hundido días atrás.

Tras pernoctar en un hotel cercano a la localidad fronteriza de Las Manos, en Nicaragua, Zelaya anticipó que volverá a intentar entrar su país, aunque cambiaría de acceso. «Podemos entrar por la frontera con El Salvador o con Guatemala. En todos lados estamos organizados», dijo ayer a una radio brasileña. Tampoco descartó hacerlo por vía aérea. «Hay helicópteros y aviones listos», anunció.

Sus simpatizantes durmieron junto a los caminos en una vigilia que coincidió con el toque de queda. En la víspera hubo enfrentamientos entre militares y manifestantes que se saldaron con al menos un muerto y dos heridos.

Pero mientras Zelaya protagonizaba un nuevo intento, el gobernante de facto, Roberto Micheletti, declaró que el diálogo de San José no estaba cerrado. «Nosotros queremos seguir escuchando al presidente Arias, de quien tenemos el más alto concepto», dijo. Micheletti se refirió así a la mediación propuesta por el Departamento de Estado norteamericano, después de que la Organización de Estados Americanos (OEA) expulsara a Honduras sin conseguir con eso que los golpistas den un paso atrás.

Arias censuró ayer la incursión de Zelaya. «Afortunadamente, dijo, fue corta y no tuvo consecuencias de las que tengamos que lamentarnos». «Si queremos de verdad resolver este conflicto tiene que ser a través de un acuerdo y el mejor acuerdo sobre la mesa hoy es el Acuerdo de San José», subrayó. «No es perfecto, se puede cambiar, se requiere un poco de voluntad. Estamos cerca», confió.

El costarricense había logrado sentar a representantes de ambas partes varias veces desde el golpe de Estado del 28 de junio, pero sus propuestas parecían fracasadas. En la primera iniciativa, que demandaba la restitución de Zelaya como primer punto, los golpistas rechazaron el plan. En el segundo intento, la restitución de Zelaya seguía, pero no aparecía en el lugar inicial. Se proponía una amnistía, un gobierno de unidad, el adelantamiento de elecciones y el compromiso de no reformar la Constitución, entre otros puntos.

Resolución de la OEA

Esa propuesta, conocida como Acuerdo de San José, fue rechazada por la delegación de Zelaya bajo el argumento de que aceptaron la mediación sólo para que se cumpla la resolución de la OEA que había exigido la restitución del presidente. De inmediato, anunció que regresaría a su país, y lo hizo este viernes, aunque sólo por unos minutos antes de regresar de nuevo a Nicaragua.

Micheletti criticó duramente esta incursión. Haciéndose eco de voces que apoyan al gobernante depuesto pero cuestionan su decisión de regresar sin una solución política, el gobernante interino dijo que la entrada de Zelaya «fue irresponsable, no meditada, de muy poca seriedad, un circo televisivo» visto por los hondureños «con frustración y repugnancia», dijo. Zelaya pudo haber sido incluso detenido, porque, según el régimen, la justicia lo reclama por múltiples delitos.

Sigue viva

Pero una vez planteadas sus críticas, Micheletti admitió que la propuesta de Arias sigue viva. «De parte mía, del Ejecutivo, yo no tengo ningún inconveniente, pero aquí hay tres poderes y hay que respetarlos», advirtió. En ese sentido, refirió que el plan de Arias fue enviado al Parlamento, a la Corte Suprema de Justicia y al Tribunal Electoral para que analicen si sus planteamientos pueden ser aceptados.

En las cámaras ya se distribuyó la propuesta entre los distintos bloques y para mañana se ha convocado un pleno para discutir una eventual amnistía para Zelaya. «Queremos fortalecer el diálogo iniciado en Costa Rica», afirmaron los principales partidos.

Para el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, «una respuesta favorable» al Acuerdo de San José «abre un camino de reconciliación y restablecimiento del funcionamiento del orden constitucional». Sólo hace falta que las partes digan si aceptan o no ese compromiso. Añadió que aún no está cerrado el camino. Para Insulza, los intentos de Zelaya de regresar, en cambio, no contribuyen a la paz.

También el secretario de Estado adjunto para los Asuntos Hemisféricos en Estados Unidos, Thomas Shannon, dijo que el plan de Arias «es la mejor solución»: «Proteger la paz social y las instituciones de Honduras». El acuerdo «tiene todos los elementos necesarios para proteger la democracia y la constitución», elogió.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, también había pedido a Zelaya que se abstuviera de intentar regresar por la fuerza en un gesto que puede ser entendido como una provocación. La Casa Blanca es partidaria de una salida negociada. Del mismo modo, desde la Unión Europea y otros países se pidió al presidente y a los golpistas que reanuden conversaciones.