Javier Vallés, director de la Oficina Económica de Zapatero. / J. R. L.
Economia

El fracaso del diálogo social daña a Gobierno, empresarios y sindicatos

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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El fracaso del diálogo social merma el poder institucional de las principales patronales y de los sindicatos mayoritarios, según reconocen responsables de CC OO y de UGT, quienes apuestan por reconducir el camino para que el Gobierno no actúe en solitario y los ciudadanos valoren la intervención de sus representantes en el mercado laboral, ya sea desde el lado de los empleadores o del de los empleados. Ambas centrales son conscientes de que cambiar la actual situación llevará mucho tiempo. Los más pesimistas indican que a lo mejor es preciso esperar a la siguiente legislatura.

El Gobierno también pierde con el desencuentro. El haber hecho recaer en el jefe de la Oficina Económica de Moncloa, Javier Vallés, la coordinación del proceso no ha tenido éxito. El respaldo de un acuerdo social, junto con el pacto sobre la financiación autonómica, hubiera supuesto una buena base para que el presidente Rodríguez Zapatero defendiera sin problemas en el Congreso de los Diputados los Presupuestos Generales de 2010, pese a la debilidad aritmética del PSOE. Pocos grupos iban a tener argumentos válidos para echar atrás unas cuentas avaladas por las patronales y los sindicatos.

El 29 de julio se cumple un año desde que Gobierno, empresarios y centrales se comprometieron a aunar esfuerzos, abordar un amplio abanico de propuestas e intentar casar intereses para salir juntos de la mayor crisis económica que invade el mundo desde la gran recesión de 1929. Este fin de curso será muy diferente. Entonces, la imagen que dieron las tres partes era de colaboración y entendimiento. Doce meses después, existe tensión entre el Ejecutivo y la patronal y entre ésta y los sindicatos.

Deterioro

Las últimas reuniones, incluida la cena del miércoles en La Moncloa, acabaron en un clima poco amigable. Y el ambiente puede deteriorarse más durante los próximos meses, puesto que a partir de septiembre, la evolución del mercado de trabajo siempre es mala, incluso en algunas épocas de bonanza, y dará pie a que CEOE apunte que si el Gobierno hubiera facilitado la creación de empleos, el resultado hubiera sido distinto. No obstante, una vez cerrado el diálogo social, fuentes del Gobierno aseguran que existen informes en los que se constata que la reducción de cotizaciones no hubiera generado colocaciones. «Lo importante es impulsar la actividad económica y eso no se hace abaratando los costes laborales», explican. El Ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, que parece haber recuperado su puesto al frente de la política del mercado laboral, ya ha anunciado que el Ejecutivo ha iniciado en solitario la preparación del decreto que permitirá a los parados que han agotado las prestaciones de desempleo cobrar 420 euros al mes durante un semestre. Esta iniciativa se suma a las medidas adoptadas de manera unilateral en marzo (mejora en el tratamiento de los expedientes de regulación de empleo temporales, contrato a tiempo parcial, pagos a la Seguridad Social, etc.), cuya forma de llevarlas a cabo no satisfizo a ninguno de los interlocutores. Entonces, el secretario general de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, afirmó que «si prospera la idea de que el Gobierno actúe sin nosotros, apañados estamos los sindicatos y las patronales».

A la situación de desencuentro que ha supuesto el diálogo social en el ámbito laboral se añade el problema del estancamiento de otros foros, también pertenecientes al actual proceso de debate y negociación, según la declaración de julio de 2008. Es el caso de las mesas de industria, de energía, de investigación, desarrollo e innovación o la encargada de mejorar la competencia y la eficiencia de las administraciones públicas. Todo unido al cambio de modelo productivo reiteradamente anunciado por el Gobierno. Así las cosas, el futuro es muy incierto.