Manifestantes uigures pisotean un retrato del primer ministro chino, Hu Jintao. / AFP
MUNDO

La tensión entre los iugures y los han rebrota en Urumqi el viernes de oración

El día de culto musulmán desencadena nuevos incidentes en la región china por el cierre de mezquitas

| ENVIADO ESPECIAL. URUMQI Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Vuelve la tensión a Urumqi, la capital de la región china de Xinjiang, que esta semana fue sacudida por una oleada de violencia interétnica que dejó, según el Gobierno, 184 muertos, de ellos 137 han, 46 uigures y 1 hui. Después de que el Ejército consiguiera retomar el control tras los disturbios del domingo y el martes, ayer viernes de oración -día de culto uigur- estallaron nuevos incidentes entre la población autóctona musulmana y la etnia han, la mayoritaria en China.

La oración del viernes, el día sagrado para los musulmanes, era la prueba de fuego para comprobar el control de la situación por las Fuerzas Armadas. Por ese motivo, las mezquitas del centro histórico amanecieron cerradas y rodeadas por escuadrones de militares y agentes antidisturbios. Sin embargo, los ánimos empezaron a exaltarse al mediodía, cuando un hombre de 60 años de la etnia uigur insistió en entrar a rezar en la Mezquita Blanca del céntrico distrito de Tianshan. «Lo único que queremos es cumplir con nuestro deber como buenos musulmanes», protestaba elevando extendidas las manos al cielo e implorando a Alá.

De inmediato, una veintena de personas se sumaron a su demanda, envalentonadas además por la presencia de numerosos periodistas extranjeros, lo que llevó finalmente a los responsables del centro religioso a abrir la verja para que pudieran rezar al mediodía. Pero la afluencia no fue demasiado numerosa porque otras mezquitas de la ciudad china estaban cerradas y los fieles pensaban que el Gobierno había prohibido la oración del viernes.

Pero los incidentes más graves no se desataron hasta después de la oración del mediodía en la Mezquita Blanca, cuando una veintena de personas aprovechó la presencia de la Prensa extranjera para denunciar la represión del Ejército chino tras la revuelta uigur del domingo pasado. «Han muerto 200 personas y un millar han sido detenidas en los últimos días», explicaba exaltada Madina Ahtam, una mujer ataviada con un pañuelo de colores que le cubría la cabeza.

Gran presencia policial

Asustado ante la movilización de agentes, que iba en aumento, el grupo quería marcharse de la puerta de la mezquita escoltado por los periodistas para evitar así ser detenidos. Pero lo que hicieron fue avanzar gritando y con el puño en alto en dirección a la zona han de la ciudad, lo que enseguida movilizó a cientos de agentes antidisturbios.

En un santiamén, la avenida Jiefang Lu, donde se encontraba la mezquita, fue tomada por la Policía, que rodeó a la veintena de manifestantes. A gritos y empujones, los antidisturbios desalojaron la zona para arrestarlos y detuvieron varias horas a cuatro periodistas que estaban grabando la escena, entre ellos el corresponsal de TV3 en China, Sergi Vicente.

Para evitar otro baño de sangre, el Ejército ha reimpuesto el toque de queda. Además, un helicóptero militar sobrevuela el centro de la ciudad y coches patrulla de la Policía, algunos con los cristales rotos por los incidentes de los últimos días, recorren las calles transmitiendo mensajes para llamar a la calma en Urumqi.