LAS URNAS DIVIDEN A IRÁN

Los conservadores exigen a Obama que dé un paso adelante

El actual discurso del presidente ante la crisis persa se queda corto, según los críticos

| NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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Barack Obama sigue con mucha cautela, y midiendo con cuentagotas sus declaraciones, la crisis iraní. Sus primeras palabras condenando explícitamente la reacción del Gobierno de Teherán a las protestas postelectorales -«son violentas e injustas»- se produjeron una semana después del inicio de la represión, aunque su relevancia ha pasado desapercibida en medio de las demandas más contundentes de los Ejecutivos francés y alemán, que piden otro recuento de los votos y han condenado con más fuerza al régimen de los ayatolás. En esos mismos términos se han expresado republicanos como el ex candidato a la Casa Blanca John McCain.

El mensaje del presidente de EE UU el fin de semana muestra su apoyo al pueblo iraní pero su tono es sobre todo de compromiso ideológico y no posee esa punta de advertencia tan del agrado de una parte de los medios y de todo el espectro conservador. «Por mucho que se supriman las ideas nunca desaparecen. El pueblo iraní será quien en última instancia juzgue las acciones de su Gobierno. Si el Ejecutivo de Irán quiere que la comunidad internacional lo respete él debe respetar la dignidad de su pueblo y gobernar por medio del entendimiento, no de la coerción», declaró Obama.

Lentamente, la Casa Blanca ha endurecido su discurso pero no lo suficiente como para satisfacer a un sector contrario a la política de mano tendida hacia Irán. Los críticos opinan que hay que dar un paso adelante y cambiar de estrategia. Si la oposición gana el pulso, EE UU también ganaría. Y si, tras la represión, el régimen se las apaña para sobrevivir, la política de acercamiento a Teherán estaría muerta. Para los críticos cualquiera de esos desenlaces sería una victoria para los intereses estadounidenses.