Sociedad

La venganza de los robots

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Nacieron como juguetes, vivieron su edad de oro en cómics y dibujos animados en los años 80 y regresaron como protagonistas de una de las películas más taquilleras de 2007 de la mano de Steven Spielberg y Michael Bay. Ahora, los Transformers, esos robots vivientes capaces de convertirse en vehículos de todo tipo, vuelven a las pantallas en una secuela que promete más acción, más efectos especiales y más robots, para deleite de los miles de transfans de todo el mundo y previsible disgusto de los críticos menos amigos del cine sin pretensiones.

Transformers: Revenge Of The Fallen, subtitulada en España como La venganza de los caídos, se estrena en casi todo el mundo el próximo miércoles, 24 de junio. En España la nueva aventura de los robots convertibles desembarcará a lo grande, con 540 copias.

Spielberg como productor ejecutivo y Bay como director han decidido apostar sobre seguro y repiten la fórmula que les embolsó 700 millones de dólares con la primera entrega, pero elevada al cuadrado. Todo en Revenge of the Fallen es más que en su predecesora. La película es más larga y alcanza los 147 minutos. El presupuesto se ha elevado de 151 a 195 millones de dólares y no se ha escatimado en gastos. Los robots que luchan en pantalla son 46, una treintena más que en la primera cinta. La versión para salas con sistema Imax incluye todavía más robots y más metraje. Otra novedad es la aparición de pretenders, Transformers capaces de imitar la apariencia humana, y combiners, que son robots que pueden unirse para formar otros más grandes y poderosos. Alguno, como el temible Devastator, supera los 36 metros altura. Según la web del director –www.michaelbay.com–, la película va a entrar en el Libro Guiness de los récords porque incluye la mayor explosión jamás filmada con actores reales en mitad de la toma.

Los efectos especiales, a cargo de la firma Industrial Light and Magic de George Lucas, han ganado en complejidad y la definición de las animaciones por ordenador supera cualquier cosa vista hasta ahora, incluidos los logros visuales como los de la última entrega de Terminator y la reciente revisión de Star Trek. Si en la primera película todas las batallas transcurrían en Estados Unidos, en esta secuela los robots gigantes caminan por el fondo del mar, pasan por Francia, combaten en las pirámides de Giza, en Egipto, y visitan la antigua ciudad nabatea de Petra.

Camuflaje

En cuanto a la historia de Revenge of the Fallen, se ajusta a una premisa básica: Los Transformers son robots vivientes que provienen de un planeta llamado Cybertron. Para camuflarse, cada uno de ellos tiene la capacidad de alterar su forma y convertirse en un vehículo que ha escogido y escaneado previamente. Los Transformers están divididos en dos grandes facciones, los Autobots –los buenos–, liderados por Optimus Prime, y los Decepticons –los malos–, acaudillados por Lord Megatron. Ambos grupos están en guerra desde hace milenios por razones poco claras y han trasladado su enfrentamiento a la Tierra.

En la primera película, un joven humano, Sam Witwicky (interpretado por Shia Labeouf), se veía involucrado junto a su chica, Mikaela (Megan Fox), al comprar de segunda mano un cochambroso Chevrolet Camaro del 74 que resultaba ser el Autobot Bumblebee camuflado. Transformers concluía con la victoria de Prime sobre Megatron y Revenge Of The Fallen da continuidad a aquel final. Sam asiste a la universidad y sale con Mikaela, que se dedica a reparar motocicletas, mientras la pareja mantiene su amistad con Bumblebee.

Prime y sus Autobots intentan adaptarse a la vida en la Tierra y colaboran con una organización gubernamental secreta llamada NEST en la busca y captura de Decepticons... y estos vuelven a la carga comandados por Starscream, mano derecha de Megatron con cierta tendencia a traicionar a su líder a la menor ocasión. Todo se complica con la aparición de un misterioso y antiguo Transformer llamado The Fallen, el Caído.

Cine espectáculo

Puede parecer complicado, pero todo ello se resume en cuatro palabras: guerra de robots gigantes. Y para muchos críticos, ausencia de sustancia. La primera película arrasó en taquilla y añadió legiones de fans a los ya numerosos seguidores de los Transformers, pero fue objeto de muchas críticas despiadadas. «¿Qué se puede esperar de una cinta basada en una línea de juguetes?», se pudo leer en más de una reseña.

Sin embargo, los creadores de Revenge Of The Fallen defienden a capa y espada su fórmula de cine espectáculo, acción, algo de humor para rebajar un poco el ritmo trepidante y sobredosis de efectos especiales. «Es entretenimiento puro», ha declarado Bay, cineasta conocido por dirigir cintas como Dos policías rebeldes (1995), La roca (1996), Armageddon (1998), La isla (2005) y Pearl Harbour (2001), casi todas grandes éxitos de taquilla con guiones planos. El primer día de rodaje Bay animaba a su equipo diciendo que «vamos a hacer una película que hará soñar a miles de chavales», lo que da una idea de sus motivaciones como cineasta.

El actor Josh Duhamel, que interpreta al capitán Lennox, aliado humano de Optimus Prime, explicaba la pasada semana en Madrid que en este tipo de filmes «te limitas a correr y disparar. Es divertido porque estás jugando, vuelves a ser un niño». En cuanto al atractivo de los Transformers, gustan «porque juegan con la imaginación. El que un coche se convierta en un robot atrae a la gente». Para el productor Lorenzo Di Bonaventura el público tendrá la última palabra: «Es el que tiene el poder, el que decide si quiere ver o no esta historia de interacción entre humanos y robots que tiene un envoltorio grande y divertido».