«Tengo muchos amigos en la ciudad». /J. C. CORCHADO
GUSTAVO TAMBASCIO DIRECTOR DE ESCENA DE LA ÓPERA 'LA ITALIANA EN ARGEL'

«El 50% de los que escuchan esta ópera la convierten en su favorita»

El Teatro Villamarta acoge el jueves el estreno de 'La italiana en Argel' una obra «perfecta» de Rossini

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A pesar de que el viento de levante le ha traído a Gustavo Tambascio hasta Jerez las incomodidades primaverales de la alergia, el reconocido director de escena prepara con una gran ilusión el estreno de su nuevo montaje La italiana en Argel, (Rossini, 1813) una coproducción del Teatro Villamarta y la Consejería de Cultura.

-Dentro de su trayectoria, ¿qué supone dirigir esta ópera?

-Es una obra muy complicada por la cantidad de conjuntos, escenas y cambios de escena que tiene. Es un trabajo difícil pero estoy encantado porque es mi ópera favorita. Adoro esta obra desde que a los 22 años la vi cantada por Teresa Berganza. Me enamoré de esta ópera siendo un jovenzuelo y la tengo en la cabeza desde entonces. Por eso es una maravilla estar dirigiéndola ahora. Rossini es único, no ha habido nadie como él. Es esencial hacer La italiana en Argel con espíritu y un poco de guasa, de forma chispeante, con vitalidad. Es un gran desafío porque los cantantes tienen que tener esa cualidad y, además, una técnica impecable. Hay arias muy complicadas y conjuntos endemoniados pero a la vez es muy divertida. Hay un ensemble en el que todo es una onomatopeya y resolver eso escénicamente es complicado. Hay una pequeña orquesta en la que cada uno toca un instrumento inventado: hay quien toca una zambomba casera hecha con un desatascador, una paellera o un molinillo de pimienta. El actor Emilo Gavira es el que dirige esa orquesta. Al mismo tiempo hay unas chicas rellenitas haciendo una coreografía batiendo claras de huevo y una pelea de dos odaliscas. En total, hay unas 40 personas en escena.

-Decía el tenor jerezano Ismael Jordi en una entrevista reciente que si la ópera estuviera todos los días en la radio, a la gente le gustaría más. ¿Está de acuerdo?

-Muchos de los acróbatas y los bailarines no habían escuchado antes esta obra y los ha vuelto locos. El 50% de los que la escuchan, la convierten en su ópera favorita. Hay quien dice que es la mejor de Rossini. Musicalmente es perfecta, irresistible, contagiosa, tiene chispa y vitalidad. El público no puede ser prisionero de los grandes títulos. Si uno se queda toda la vida con La Traviata y Madame Buterfly se está perdiendo muchísimo. Con las grabaciones, la difusión es esencial pero no hay nada que pueda sustituir ver un espectáculo en vivo. La italiana en Argel es una fiesta para los ojos y para los oídos. La escenografía de Jesús Ruiz es un derroche de color y de imaginación. El que viene a ver la obra sale en un estado purificador por la risa. Uno sale mejor persona tras ver una ópera de Rossini. El público tiene la obligación de ver esta ópera y el que se niegue tendrá un hueco terrible en su cultura, como el que se niega a comer jamón ibérico o atún de almadraba o sólo tome vinos italianos sin probar las soleras de Jerez.

-La persona que acuda al Teatro Villamarta a ver la ópera, ¿qué es lo que no debe perderse?

-Tiene que estar muy atento al final extraordinario del primer acto. Es un conjunto demencial en el que pasan muchas cosas a la vez. También tienen que fijarse en la escena de la locura del café, un sexteto en el que los personajes se ponen nerviosos por la cafeína y todo tiembla. No hay que olvidar las tres grandes arias de Isabella (interpretada por Nancy Herrera), que son fabulosas, igual que la escena del hamán... Es mejor que no se pierdan detalle de nada.

-¿Y...?

-Hay que estar atento también a las escenas de travestismo, a las arias del tenor, que están entre las más difíciles de la historia, a los dos bajos (Mustafá y Tadeo), a las dos ceremonias de investidura... Nadie se puede aburrir un segundo porque pasan cosas todo el tiempo.

-¿En qué va a sorprender este montaje?

-Tienen muchos aspectos de cómic de Tintín con los detectives, el espionaje y el erotismo desenfrenado que se vive en el Hotel Bey. Es una sátira acerca del trato que recibe la mujer en las sociedades fundamentalistas. A este hotel llega una mujer moderna que se los lleva a todos de calle, es un personaje insólito para la época en la que se escribió (1813) porque es ella la que decide rescatar a su novio y subleva a todas las demás. Es una obra con una vigencia extraordinaria.

-¿Cómo viene a trabajar a Jerez?

-Me encanta. Tengo muchos amigos aquí porque he trabajado bastante en esta ciudad. Hice hasta un espectáculo flamenco con Joaquín Grilo.

-¿Qué ha sido lo más difícil de dirigir en La italiana en Argel? ¿Y lo más sencillo?

-Lo más difícil siempre es armonizar el trabajo de los cantantes, que hagan sus acciones coordinadamente, trabajando con los coreógrafos. Lo cierto es que cuento con colaboradores de primer orden que convierten en fácil lo que parece más difícil. Este montaje tiene también un repertorio fantástico: Nancy Herrera es la mejor mezzosoprano de España, Simón Orfila tiene una gran proyección internacional, José Luis Sola es un tenor joven estupendo, Enric Martínez-Castignani es un cantante y actor magnífico, Marco Moncloa es un lujo para un papel pequeño porque lo hace grande y Álvaro Albiach es un gran director de orquesta.

-Después del Teatro Villamarta, ¿adónde irá la ópera La italiana en Argel?

-De momento, a Córdoba y espero que vaya a muchos sitios más.