Cartel de completo en el aparcamiento de Canalejas.
CÁDIZ

Cómete el coche o cómprate una moto

LA VOZ realiza un recorrido por el perímetro del casco antiguo para comprobar la falta de aparcamiento en el centro que solivianta a vecinos y trabajadores: es imposible estacionar en superficie sin pagar

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Apenas tiene reflejo público, porque no se trata de un suceso ni del anuncio de un gran proyecto. Es un pequeño problema individual que se multiplica por miles de casos, diariamente. Se queda en un cabreo personal, en un retraso crónico para llegar al trabajo, en el temor a que el vehículo sufra daños o a tener que pagar multas en serie cuando más difícil resulta llegar a fin de mes. para los que aún tiene nómina.

La falta de aparcamiento en el centro de Cádiz se ha convertido en un problema ciudadano que apenas provoca titulares, pero se repite verbalmente cada día entre los ciudadanos. Uno de ellos, interrumpió a un concejal hace diez días para espetarle «mis compañeros y yo tenemos que levantarnos a las cinco de la mañana para poder entrar a trabajar a las ocho».

Es sólo una muestra del malestar. Hasta tres asociaciones de vecinos del centro (Mentidero, La Viña y Santa María) ya han expresado su hartazgo a través de sus presidentes, y se plantean movilizaciones si son aprobadas en asambleas. Cádiz Centro denuncia cada semana falta de previsión e información. Todas hablan de carencia de alternativas. Los dos partidos de la oposición presentes en el Pleno han realizado peticiones en el mismo sentido.

El Gobierno municipal se apunta al clásico argumento: las grandes obras provocan molestias, intentaremos que sean las mínimas, pero todos nos beneficiaremos cuando estén terminadas.

La situación a la que se enfrentan los habitantes del centro es la pérdida de 2.000 plazas de aparcamiento en superficie antes de verano de 2010.

Ya se han perdido la mitad. El inicio de las obras de remodelación de Canalejas, las de Alameda Apodaca y Santa Bárbara (las últimas en empezar el pasado 15 de mayo) ya han planteado el problema. Al margen de las posibles soluciones (el Ayuntamiento anunció ayer una batería de medidas paliativas), conviene conocer la situación real con un recorrido detenido, antes de valorar las posibles alternativas.

LA VOZ ha realizado este trayecto por el perímetro del centro, dos días consecutivos, los pasados martes y miércoles (26 y 27 de mayo). Con principio y final en las Puertas de Tierra, en sentido inverso a las agujas del reloj, con inicio a través de la Cuesta de las Calesas y término por el Campo del Sur. El resultado tiene cara y cruz. Hay posibilidades de aparcar, pero siempre son muy escasas y, absolutamente todas, de pago.

El aparcamiento legal gratuito en superficie en el centro ha desaparecido por completo. Los ciudadanos y votantes tendrán que decidir si esa situación es admisible y lógica o intolerable; si las alternativas son suficientes o no.

Santa Elena y Cuesta de las Calesas

El recorrido, a las nueve de la mañana, empieza con un descubrimiento: el Ayuntamiento aprovecha cada mínimo espacio para implantar el aparcamiento regulado y de pago en superficie. Las bóvedas de Santa Elena, donde estuvieran los cuarteles de Bomberos, donde se celebrara Creactiva, a la espalda de la Audiencia Provincial, es zona azul. Unas 50 plazas. Sólo hay dos sitios libres en ese momento.

El itinerario sigue cuestas abajo hasta encontrar el estacionamiento de las murallas, sobre la estación de Renfe. Está completo. No es de extrañar, sólo tiene un centenar corto de plazas y el minuto cuesta 0,03 euros. Menos de lo que era un duro.

Abajo, el estacionamiento provisional de la estación ferroviaria no cuelga el cartel de completo hasta mediodía. Antes, siempre tiene una decena de plazas libres. En la carretera industrial, completamente atestada hasta la avenida de Las Cortes, no hay un espacio.

Canalejas y Plaza de España

El aparcamiento subterráneo de Canalejas, con un complicado acceso frente al Trocadero, está completo desde primera hora de la mañana. Las plazas en superficie, un centenar escaso en zona azul junto a la acera de Ramón de Carranza, están completas.

La plaza de España ofrece lo mismo: nada. Ni un hueco libre aunque sea de pago. A la tercera vuelta alrededor del Monumento a la Constitución de 1812, cualquiera cae en la cuenta de que la hilera de coches (unos cinco) siempre está formada por los mismos. Están buscando sitio desesperadamente. La confirmación llega cuando un Renault 19, estacionado en batería, enciende las luces de marcha atrás. Un Rover verde botella, el primero de la hilera, pone el intermitente para ocupar ese espacio a la velocidad de la luz. El resto de conductores bufa y siguen otra vuelta. A esperar. Hay una docena de coches mal aparcados sobre aceras o en esquinas, en Plaza de España, en la calle Colombia. que no aparezca la grúa.

San Carlos y Punta de San Felipe

En los alrededores de plaza de la Hispanidad (donde comenzará a construirse un aparcamiento subterráneo a finales de año, cuando termine la obra en Canalejas), la situación es igual de compleja. Ni un sitio libre en las plazas situadas junto a la verja del puerto.

La voracidad de la zona azul queda confirmada tras el edificio de autobuses Comes. Hay un hueco en el que cabe sólo cabe un coche. Y está pintado con la raya que obliga a pagar. Enfrente, otro mínimo espacio donde sólo caben dos. También con la línea que obliga a pasar por la máquina expendedora de tickets.

En la Punta de San Felipe se notan más las dificultades que están viviendo los que residen y/o trabajan en el centro. La fila de aparcamiento en batería (que solía estar medio vacía hasta hace unos meses) sólo tiene tres huecos libres. Dos de ellos, muy cerca de la estatua Gades. El que aparque ahí estará tranquilo, pero tendrá que hacer un kilómetro para ir y otro para volver. Hay tres coches mal aparcados, sobre las aceras, lo que hace sospechar que hace unos minutos ni siquiera estaban libre esos tres espacios.

Alameda Apodaca y San Antonio

En la Alameda, los huecos en zona azul han desaparecido por las obras en toda la zona de El Anteojo. Las dificultades en ese tramo quedan claras. La calle Ahumada, además, está cortada por la rehabilitación de la Cámara de Comercio. Hasta cuatro camiones o camionetas de reparto bloquean la puerta de garajes. Sus conductores están dentro, o cerca, pero sirve como síntoma de la dificultad.

Hasta el Baluarte de la Candelaria, ni un espacio, ni para una moto. Una pequeña incursión hacia el interior del casco antiguo permite comprobar que los problemas no son exclusivos del perímetro. El aparcamiento de San Antonio ya tiene completas la primera y la segunda planta. Quedan bastantes huecos en la tercera. En la calle Cánovas del Castillo hay hasta cuatro camiones o furgonetas de reparto mal aparcadas, cargando y descargando en una calle teóricamente peatonal.

Mentidero y Parque Genovés

El recorrido sigue por Carlos III, y la falta de aparcamiento, también. Ni un hueco junto a la balaustrada de la Bahía ni por delante de lo que será Centro de Arte Contemporáneo. Al llegar a la plaza de Rocío Jurado, que era la entrada a Santa Bárbara, la dificultad sube. Una chapa metálica cierra lo que fue, hasta hace una semana, lugar para dejar 600 coches. Ahora, a sus puertas, apenas caben 30. Todo lleno, cinco coches en doble fila obstaculizado a otros. Un utilitario Nissan y un Seat Ibiza, ambos plateados, dan vueltas y vueltas a la zona, que apenas tiene 30 metros de largo. De pronto sale un coche. El Nissan ocupa el hueco y el otro conductor que esperaba se mosquea. Discuten, se insultan por las ventanillas y el del Seat se rinde.

Simón Bolívar, La Caleta

La situación mejora considerablemente si el conductor se acerca de La Caleta. No hay huecos gratuitos en superficie, pero hay dos aparcamientos con plazas libres y precios muy bajos. Ni el de Nueva Juventud de Trille, en el Campo de las Balas, ni el del colegio Valcárcel están llenos. Tienen bastantes espacios y unos precios muy bajos, 0,02 euros. Por debajo del duro el minuto. Los trabajadores del control de entrada, además, son colaboradores. También queda aparcamiento disponible en el subterráneo bajo el Club de Tenis, aunque la tarifa es considerablemente más cara. Sin pagar, no hay nada, aunque se callejee por detrás del Josefina Pascual, del Olivillo o del antiguo Hospital de Mora. Nada de nada. Al contrario, otra media docena de coches y furgonetas aparcados de cualquier manera, víctimas de la grúa si apareciera.

Campo del Sur

La extensión del Campo del Sur y el aparcamiento subterráneo de la zona permiten que haya más alternativas. El estacionamiento bajo tierra tiene bastantes plazas libres en la segunda planta. La primera está cubierta. El precio es de 0,06 euros a partir del segundo minuto. En la extensa zona azul frente a la Catedral se encuentran dos espacios libres si se dan dos vueltas, pero los cogen los que van primeros en la fila. Los demás, a seguir. Ni un hueco en la cuesta que lleva a la plaza de la Seo.

Ni en pequeñas incursiones por los alrededores de Garaicoechea o el inicio de Sagasta. Las pequeñas bolsas alrededor de la Cárcel Real se han quedado reducidas a la cuarta parte, por obras de remodelación.

El entorno del baluarte de San Roque, también aparece completo. Ante la fachada de la Peña La Perla de Cádiz se hacinan hasta 15 coches. Algunos obstaculizarían la salida de otros.

Motos y ciclomotores

Los aparcamientos legales y específicos para motos apenas tenían un par de plazas libres, muy estrechas, en Mentidero, Plaza de Mina y Ramón de Carranza. La situada frente al Pabellón del Casco Antiguo, en el Parque Genovés, en cambio, está casi desierta. También se ven amplios huecos en la de La Caleta.