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El ambiente motero en Jerez se vive con a todo gas en los aledaños al Circuito

La ciudad recibe una mayor afluencia de aficionados, aunque se aprecia la falta de público en los actos organizados en Ifeca y en el Salón de la MotoMiles de aficionados extranjeros se citan cada año en la localidad portuense para verse en las carreras

| JEREZ (COLPISA) EL PUERTO Actualizado: Guardar
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Además de en las calles, el ambiente también se multiplicó en la jornada de ayer en el Circuito, donde ya se desplazaron durante el primer día de los entrenamientos libres un total de 40.000 personas. En el casco urbano, mientras, su presencia no se dejó notar como en otras ocasiones, exceptuando ciertas zonas en las que sí se concentraron en masa. Así, los moteros optaron por tomar casi literalmente la avenida de Arcos, y también se concentraron en otras como Europa, Blas Infante y Puertas del Sur.

En consecuencia, también estas calles fueron los principales escenarios de todos los incidentes . La avenida Blas Infante fue escenario nuevamente de altercados. Ya el viernes por la noche los antidisturbios se vieron obligados a intervenir cuando un grupo de jóvenes obstruyó la circulación con contenedores en mitad de la vía. Gamberros, no moteros, pero que repitieron la lluvia de objetos de unas horas antes, cuando se dispersó una gymkana ilegal.

Se esperaba que por la noche muchos aficionados acudieran a los bares de copas de Álvaro Domecq, pero a diferencia del año pasado, los visitantes no disfrutaron de esta parte de la ciudad habilitada para ellos. Así, también hubo quien optó por pasar la tarde en la costa o acudir a la Feria de Sevilla o la de Rota. Otro de los espacios que no tuvieron éxito fue la Feria de la Moto, Motojerez, aunque ayer el tirón resultó algo mayor que el del viernes debido a la instalación de una pantalla en la que se retransmitió el partido de fútbol entre el Barcelona FC y al Real Madrid, cuyo acceso se habilitó gratuitamente para fomentar la asistencia.

En las instalaciones de Ifeca, los moteros que se acercaron pudieron disfrutar de exhibiciones freestyle, asfalto y minimotos, además de exposiciones, un stand con merchandising y un servicio de hostelería. Durante el día de hoy, se espera que los aficionados acudan en masa al Circuito y se produzca el gran éxodo motero, como cada domingo del Gran Premio.

Detenciones y sucesos

A pesar de las más de una decena de detenciones a cargo de la Policía Nacional por diversos delitos, fuentes policiales consideraron el fin de semana de «tranquilo» respecto a otros años. Según informó la Subdelegación del Gobierno, ayer sábado dos hombres, M. C. S, de 44 años de edad y a M. I. P. O, de 40, fueron arrestados por atentado contra agentesde la autoridad en Jerez. Junto a un joven de 17 años, acusado de alterar el orden público por apedrear un vehículo policial cuando se abortó un intento de gymkana ilegal.

Estas detenciones se sumaron a las de la noche del viernes, cuando casi una decena de individuos fueron llevados a comisaría por diversos delitos, como circular sin carné o el robo de motos. Por esto último la Policía Nacional detuvo a dos menores y dos jóvenes de 22 y 19 años, en Pozos Dulces. La Policía Local, por su parte, sorprendió a A. L. G, de 36 años de edad, cuando sustraía otras motos del interior de una furgoneta aparcada en la Ronda Muleros. También por robar fue detenidos un joven 21 años, pillado circulando con una motocicleta que no era suya. Aunque el suceso más peligroso lo protagonizó S.V. N, de 22 años, apresado por amenazar de muerte a varios moteros, a punta de navaja, después de intentar robarles la moto. La Guardia Civil, por otro lado, interpuso 47 denuncias en el Circuito y sus inmediaciones por diversas infracciones a la seguridad vial, aunque destacó la denuncia a un hombre que vendía cazadoras falsificadas.

En cuanto al tráfico, se produjeron retenciones en los accesos al Circuito, al igual que en Jerez en la avenida de Arcos, debido a la concentración de motos. Los accidentes ocurridos entre la tarde del viernes y la de ayer se saldaron con varios heridos, aunque sólo tres fueron de carácter grave.

Maria Vos se casó con Joop después de conocerse en «The Romerijo», el famoso restaurante de El Puerto, pasado por el filtro del inglés. Ellos son holandeses, de Valkenswaard, y acudieron por vez primera en 1987, cuando Jerez debutó como sede del Gran Premio de España. Desde entonces nunca han dejado de venir. La historia se repite en otros veinte mil extranjeros y treinta mil españoles que tienen en el restaurante portuense el punto de encuentro de los aficionados, en el que se citan anualmente, muchos de ellos desde hace 23 años. La carrera se disputa en Jerez, pero se celebra en «The Port of Santa Marya».

«Yo sólo he faltado una vez», dice Diego, un madrileño de 45 años que trae la moto en un carromato ligado al coche. «Yo, never», le contestan Hans y Jeannine, dos holandeses de 50 y 51 años que vienen a la provincia en moto desde que Jerez se inauguró.

También los españoles quedan aquí de año en año. Los maños quedan con los peñistas de Brihuega y comparten mesa durante cuatro días inolvidables. Los veteranos del norte de Europa saben mejor que nadie cómo disfrutar del maratón. Encierran las motos y las vuelven a coger el lunes.

Es el otro lado de la carrera. Para muchos, el mejor, porque ni siquiera van al circuito. Celebran la concentración y ven las carreras por televisión. Es la demostración de que el Gran Premio de España trasciende al motociclismo.

Una cita exclusiva

Mike y Dooran, belgas flamencos de 47 y 41 años, preguntan por sus hijos a Tom y Belemine, dos alemanes de Moenchengladbach que superan los 55 abriles y aterrizan aquí en máquinas de mil centímetros cúbicos que aparcan en El Puerto desde hace 18 años. Se conocen sólo del Gran Premio.

Hans y Jeannine quedan con Maria y Joop como se estila en este Gran Premio: «El año que viene, el jueves, en 'The Romerijo', por la tarde». No volverán a verse durante doce meses. Ni se llaman por teléfono. Y eso que en Holanda viven a sólo 60 kilómetros de distancia. Pero la convocatoria de El Puerto es sagrada. Nadie falta. Se toman vacaciones de verano si es necesario. No van a bodas o fiestas familiares porque manda estar aquí. Esta forma de quedar, sin más contacto durante un año, es habitual en los seguidores de esta locura. Se hacen amistades profundas.