DE SEBASTIÁN SANTOS. La Virgen de la Amargura, precedida por los ciriales. / A.V.
CÁDIZ

Jesús espera su buena muerte con paciencia y amargura en San Agustín

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Humildad. Y paciencia. Mucha paciencia tuvo ayer la cofradía de San Agustín. La corporación puso la cruz de guía en la calle con más de un cuarto de hora de retraso debido a la demora acumulada por la cofradía de Borriquita. Sin embargo en el interior de la parroquia no hubo tensión ni enfados. Sólo se esperó a que pasara la La Paz y, después, una vez fuera de la carrera oficial, ya recuperarían el tiempo perdido. Pero a pesar de que conocían el retraso, la junta de gobierno decidió organizar el cortejo antes de las 18 horas para salir a la calle y realizar su salida procesional por las calles de la ciudad. El que fuera hermano mayor, David de la Fuente, organizó las secciones mientras que el nuevo, José Luis Cañízar, esperaba en la puerta de San Agustín el paso de Borriquita con el guión de la hermandad.

Tras unos minutos de espera, el capataz del paso del Señor, Francisco Álvarez, dirigió la salida de las andas en la calle. Una maniobra complicada debido a la estrechez de la rampa de salida. De hecho el capataz ordenó parar la maniobra y rectificar en el sitio para evitar rozar los respiraderos con la puerta. Cuando Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia salió a la plaza de San Agustín en los rostros de algunas mujeres de la penitencia y de los maniguetas del paso de palio se observaba la tristeza, que quedaron de manifiesto con sus lágrimas.

Complicada maniobra

A continuación, y mientras los hermanos de fila de la Virgen de la Amargura salían desde el antiguo Instituto de Enseñanza Secundaria Rosario, Juan Manuel Manzano también hacía lo propio con su cuadrilla de cargadores. El capataz pidió silencio durante la maniobra y tranquilidad, levantando a pulso el paso de palio para iniciar su marcha hasta la Catedral.

En el cortejo, además de los devotos de la hermandad, se encontraba un hermano de la cofradía de Vera-Cruz de Puerto Real, con la que la corporación de Cádiz estaba hermanada. Sin embargo, en esta ocasión no se ha podido trasladar hasta la ciudad una representación de la cofradía de Begoña, de Bilbao. También formaba parte del cortejo Pedro Ortuño, capellán de la capilla del Hospital Puerta del Mar y hermano de la cofradía.

La cofradía abandonó la Catedral a las nueve de la noche para enfilar la carrera oficial, los candelabros del paso de misterio encendidos y palio de la Virgen de la Amargura iluminado por la candelería (este año no estaba exornado con cera rizada), aunque muy pocos pudieron disfrutar el sobretecho de palio que la hermandad estrenaba este año.