NUEVO INTERIOR. Miguel Ángel, en pleno corte de jamón sobre la nueva barra del local. / A. VÁZQUEZ
CÁDIZ

El Cañón brilla renovado

El farmacéutico y corista Quico Zamora reinauguró el lunes el histórico bar, abierto desde finales del siglo XIX, totalmente restaurado, con nueva oferta y decoración actualizada

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Es uno de los bares con más historia de Cádiz. Cuentan que ejerce como taberna desde 1860, aunque ayer, su nuevo dueño, tenía pruebas fotográficas de que ya estaba abierto en 1901. A pesar de tanta historia, desde el lunes reluce como si fuera nuevo. El Cañón, un bar de siempre, ha reabierto completamente reformado.

En su última etapa se convirtió en una barra tradicional, con mu-cho predicamento en Carnaval y, sobre todo, conocida por servir algunos de los mejores bocadillos de la ciudad. Tanto por el pan como por el contenido. Recibía incluso encargos desde barcos atracados en el puerto, empresas enteras y autobuses que iban a partir de viaje. Sin renunciar a ese pasado reciente, ahora renueva su oferta.

Desde su privilegiada esquina entre Rosario y Feduchy, que preside la diminuta plaza triangular, Quico Zamora ha decidido darle otro aire al viejo local de El Cañón, con una apuesta hostelera que llega justo en tiempos de supuesto temor colectivo.

Ayer, el reconocido farmacéutico y popular corista, estaba al pie de su barra, casi estrenando. La decoración, en tonos oscuros y todavía llena de brillos, ha sido idea de Emilio Santander.

La estética tiene dos caras. La fachada conserva premeditadamente un aspecto clásico, con una gran ilustración de aire goyesco y los inconfundibles barriles.

El interior, en cambio, da un aire absolutamente nuevo al centenario local, con mesas altas, lámparas en la línea de tendencia de todos los nuevos locales, mesas altas, unas espectaculares estanterías como bodega y el inevitable grupo cervecero.

Atienden Miguel Ángel y Maribel. En la cocina, Juan Pastrana. «Hemos creado tres puestos de trabajo, que en estos tiempos...» resaltaba Zamora desde el remozado establecimiento.

El objetivo es dar un servicio «de hostelería de siempre», no hay previstas actuaciones, exposiciones ni actividades paralelas. El objetivo es servir desayunos, tapas, cenas y copas. Cierra de 17 a 19 horas. Hay horno especial para el pan, jamones con apellidos, quesos con abolengo y recetas de siempre con toques creativos. Si el nuevo negocio tiene la mitad de vida que los que ocuparon el local anteriormente, será un éxito enorme.