Una pequeña molestia muscular deja en Madrid a Guti. / Efe
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La calidad del madrid se imponen al ímpetu del Athletic

Robben, Heinze, Huntelaar -dos veces- e Higuaín marcaron para el Madrid, Heinze - en propia puerta- y Llorente para el Athletic

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El Madrid dejó patente en San Mamés que tiene fe, agallas, fútbol y grandeza suficientes para poder pelearle la Liga al Barcelona. Tras ser minimizado en Liverpool, el equipo de Juande se sobrepuso y logró un valioso y meritorio triunfo en un feudo hostil. Liderado en el centro del campo por Sneijder y con un Huntelaar que acreditó su condición de enorme goleador, hizo que su fútbol se impusiera al ímpetu de un Athletic vigoroso -fiel al estilo que propugna Caparrós-, que acusó la expulsión de Yeste con 1-2. Una acción pueril del bilbaíno que descubrió algo insólito: en este campeonato español hasta Iker Casillas teatraliza para engañar al juez y a sus compañeros. Penoso síntoma.

Quedó claro que el Madrid tiene mucho más fútbol que el Athletic, que por más que luchen ni por asomo los vizcaínos pueden igualar las armas del Liverpool y que el trato que dispensan los árbitros al Madrid es muy diferente en la Liga que en la 'Champions'. Con las amarillas mostradas en los primeros minutos a Iraola y Koikili, Muñiz acreditó que no se dejaría condicionar por el ambiente. Todos se pueden quejar del trencilla pero, en líneas generales, benefició al grande. Desde luego que en Anfield no pitarían así.

Después de lo visto, las bajas de Gago y Guti representaron una buena noticia para el Madrid . Así recuperó la mejor versión de Sneijder. El holandés se complementó a la perfección con Lass, ya que uno da y otro quita, y ofreció una excelente salida de balón mientras le acompañó el físico. No se dejó intimidar por los locales, creció y ofreció un repertorio de pases extraordinarios, definitivos. De sus botas nacieron dos goles. El primero, permitió aprovechar la velocidad de Robben, quien se internó hacia adentro y fusiló a Gorka. Y lo celebró a lo grande, harto de que le reprochen ser un chupón. Un defecto que, por cierto, evidenció en una internada posterior. Luego, Sneijder lanzó una falta con escuadra y cartabón, hizo dudar a la zaga y portero del Athletic y preludió el cabezazo certero de Heinze.


Volver a empezar

Gracias a su mayor técnica, el Madrid lograba escapar de la abnegada presión de los 'leones' y dejaba impronta de equipo competitivo, al menos en el torneo doméstico. Tras un arranque en el que los de Caparrós dieron la sensación de poder merendarse a los merengues, el escenario cambiaba en un santiamén. Con 0-2 y sin arrugarse ante un Athletic entonces con síntomas de desquiciamiento, la misión madrileña ya parecía coser y cantar.

Además, Iker se lucía cuando le probaban.

Ocurrió, empero, que a los de Juande les faltó saber gobernar con mayoría absoluta y luego tuvieron que volver a empezar.

Comenzaron a complicarse la existencia con el autogol de Heinze, precedido de una acción en la que los vizcaínos prosiguieron la jugada con Sneijder dolido en el césped. Tras el tanto, Yeste se enzarzó con Iker y le propinó un empujón desmedido que le costó la expulsión porque, entre otras cosas, el portero se llevó las manos al rostro. Una acción lamentable más de un partido repleto de brazos sueltos, entradas peligrosas, protestas y reproches de unos y otros.

Lejos de venirse abajo por estos golpetazos inesperados, el Madrid se recompuso en la reanudación, se adueñó del balón y mató el partido con un Huntelaar que toca casi tantos balones como goles anota. Se sacó un disparo seco, rápido, fugaz, que sorprendió a todos, para el 2-3, y luego cerró un contragolpe con la templanza de los elegidos. El penalti anotado por Higuaín fue el punto y final de un partido vibrante, duro, polémico, pero con un rival muy superior a otro. Ya sin la costosa 'Champions', el Madrid se prepara para un sprint final emocionante y el Athletic corre el riesgo de complicarse la existencia en la Liga si piensa demasiado en la Copa.