«De aquí no me pienso marchar, me tienen que matar, no tengo a donde ir»

Luis Pérez Aragón volvió a nacer el pasado jueves 5 de marzo. Aquel día, sobre las 14 horas, el techo de su vivienda -situada en la puerta número 2 de la calle Marqués de Cropani, número 6- se derrumbó encima de su cama. «El susto fue tremendo porque escuché un fuerte ruido y pensé que mi hermano estaba dentro; se salvó de milagro», explica Mercedes Pérez, quien vive en otra de las casas de la misma finca ruinosa.

Luis, con la mirada perdida, aún teme cada vez que tiene que entrar en la casa para recoger algún objeto personal. Y es que acceder a la habitación resulta sobrecogedor porque el panorama es dantesco: la tierra de la cubierta y las vigas podridas han aplastado el camastro. «Tened cuidado, no os pongáis ahí», advierte.

Mercedes y Luis reconocen que tenían miedo a que se produjese un accidente de este tipo porque «la finca no recibe ningún mantenimiento» por parte del propietario. «Desde que vine a vivir aquí, en 1996, el dueño nunca ha realizado mejoras. Cuando llueve tenemos que poner cubos por todos lados para controlar las innumerables goteras», destaca Luis al tiempo que ella agrega: «Lo peor son los días de viento porque el frío entra por todos lados, además los techos de uralita están llenos de humedades».

Además existían antecedentes, pues este es el tercer desplome que se produce en esta finca, según los vecinos. «El primero se produjo hace dos años en la vivienda número 1. En aquella ocasión el techo cayó sobre el inquilino que era inválido y este tuvo que ser hospitalizado. Hoy ahí no vive nadie», aclara Luis.

Actualmente, tres de las siete viviendas que hay en la finca están vacías por el mismo motivo: de-rrumbes que no han sido reparados por el propietario. «Lo que quiere es que nos marchemos todos para hacer negocio con una constructora y hacer aquí nuevas viviendas», cuenta Mercedes.

Luis se resiste a correr la misma suerte que los antiguos inquilinos por eso ha puesto el caso en manos del Ayuntamiento y la Oficina de Rehabilitación de la Junta de Andalucía con el objetivo de que «obliguen al propietario de la finca para hacer obras de seguridad». «Yo no me voy a ir de aquí porque no tengo donde ir. De aquí no me mueven, me tienen que matar. Lo que quiero es que me arreglen la casa o que me den una solución», apunta con indignación.

Ubicada a la espalda del antiguo cementerio de San José, la finca Marqués de Cropani, 6 está cercada por altos edificios. Se trata de uno de los pocos terrenos que cuenta la ciudad para construir nuevas viviendas, una zona estratégica en la que ya vienen construyendo empresas como Goncava.

jmvillasante@lavozdigital.es