ARTE. La murga Mística Bohemia del Carnaval de Uruguay. / LA VOZ
URUGUAY

La coordinación del tipo y el cosmético tiene premio al otro lado del charco

En el concurso de Carnaval de Montevideo el jurado valora el maquillaje para determinar cuál es la mejor murga de cada año

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Las maquilladoras que trabajan en el Carnaval de Cádiz reivindican un premio a su trabajo. «Si se concede la Aguja de Oro al mejor tipo, ¿por qué no se concede el Pincel de Oro al mejor maquillaje?», comenta Pilar Arjona de Piarlé. Una idea que también apoya Arancha Gómez y otras tantas mujeres que se dedican a transformar los rostros en la fiesta. Pilar Arjona recuerda que con La comparsa de Momo, cada día que actuaba la agrupación, añadía más llamas en sus caras, «hasta el día de la Final, que estaban ardiendo. Sin embargo, aquello nadie lo tuvo en cuenta».

Sin embargo, quizás en el Carnaval de Montevideo, esta idea trasladada por Piarlé al tipo de la comparsa hubiese sido premiada por el jurado. El maquillaje en el concurso uruguayo es «el sexto rubio al calificar a los conjuntos», explica Paula Gómez, responsable del maquillaje de Agárrate Catalina. Es decir, que al igual que se puntúa un pasodoble o un cuplé, el maquillaje también tiene premio. «Se tiene en cuenta el colorido, la combinación con el vestuario y la combinación del personaje», añade la maquilladora.

Y es que la creación del disfraz y de la transformación de la cara gracias a las pinturas van de la mano en Uruguay. Los diseñadores del vestuario conversan con los maquilladores para encontrar la armonía entre ambos.

Hugo Millán señala que «el teatro donde actúan los grupos tiene forma de pan griego y se busca agrandar la imagen, ensanchar la presencia de la agrupación, y eso sólo se consigue con un buen disfraz y un maquillaje espectacular».

Tan importante y especial es el maquillaje en la cultura uruguaya que los aficionados, cuando se acercan con sus hijos a saludar a los integrantes de los grupos, les piden que peguen sus rostros con los de los pequeños para que se les quede marcado en la cara.

Dibujo característico

Además, un detalle que también hace muy diferente al Carnaval de Cádiz del Carnaval de Montevideo es que los miembros de las agrupaciones se pintan en la cara todos los años el mismo elemento para que sean reconocidos: un pez, un castillo, una estrella o una flor son algunos de estos personajes. De esta forma, y debido a que el maquillaje en Uruguay es muy trabajado y, a veces, oculta totalmente el rostro de la persona, es fácil distinguirlo año tras año. Es como si en Cádiz Ángel Subiela se pintase cada año en su cachete una rosa o Manolín Gálvez una caballa caletera.

Cádiz y Montevideo sí coinciden en el año en que el maquillaje comienza a ser más trabajado. En ambos lados del charco es a partir de la década de los ochenta, aunque en Uruguay ha seguido siendo más elaborado y reconocido. Silviana Balderranos, Gisella Vidiella y Claudia Piquet han sido las maquilladoras más galardonadas en los últimos años.

Y es que si en Cádiz se puso en marcha la Escuela del Carnaval para que los más pequeños de la ciudad aprendiesen la historia y cómo se crea la principal fiesta de la ciudad, en Uruguay, a lo largo de todo el país, existen numerosas escuelas de maquillaje. En ellas se forman a aquellos que deseen dedicarse a este arte en el cuerpo de las personas, en concreto, en la cara.