FLOTA. Aviones de las aerolíneas de Iberial y British aguardan en pista su destino. / AFP
Economia

Iberia se da este mes para resolver la fusión con British

La aerolínea española avisa de que puede volar sola y recuerda que todo el plan puede quedar en papel mojado

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Te quiero. Ya no te quiero. La historia de amor entre British Airways (BA) e Iberia toma tintes de culebrón. Si hace un tiempo era la compañía británica la que apostaba con más firmeza y premura por la alianza, ante una posición de debilidad de la española, ahora las tornas han cambiado. Hoy es Iberia, que vale más en Bolsa que su socia, la que lanza el mensaje de que todo se resolverá en un mes. Probablemente, la crisis internacional y la necesidad de no presentar a los accionistas una posición perdedora deje la operación para tiempos mejores.

En una misma sala y sentados a la misma mesa, el presidente de Iberia, Fernando Conte, y el director de estrategia de BA, Robert Boyle, dieron ayer la impresión de hablar de cosas diferentes al referirse a la fusión. El primero se mostraba «optimista». El segundo afirmaba que los accionistas de British no aceptarán perder el control en la hipotética operación y que «la consolidación es un proceso incierto, largo y que puede que no llegue nunca». La británica quiere al menos un 58% de futura e hipotética compañía.

Minutos más tarde, Fernando Conte, ya sin la presión de tener a su lado a Boyle, señalaba que la cuestión se resolverá en marzo «en el sentido que sea». Y añadía que tanto British como Iberia son magníficas compañías que perfectamente pueden volar solas. «Tienen vida propia por separado», apuntaba. Es más, el ejecutivo español aseguró que «las cuentas» le salen igual si la fusión se cierra con BA que si se lleva a cabo con algún otro gigante del sector, en alusión a Lufthansa o Air France-KLM.

Todo un cruce de mensajes poco coordinados y centrados en un intento de defender posiciones individuales que se produjo en el acto de celebración del décimo aniversario de la alianza One World, un encuentro en el que el gran ausente fue el consejero delegado de British Airways, Willie Walsh. La versión oficial dejó a Walsh anclado en Londres a causa de la nieve que cubría el aeropuerto de Heathrow. El máximo responsable de BA ha sido en los últimos días muy afilado en sus declaraciones sobre la 'lógica' supremacía de la británica respecto a la española. Incluso llegó a flirtear con la australiana Qantas a espaldas de Iberia. Tres son las cuestiones que se han de dilucidar en este mes. La primera, y más compleja, el reparto de poder. Desde que se planteó la operación el pasado julio, Iberia ha remontado en Bolsa hasta valer algo más que su socia, lo que frena el ímpetu inicial de BA.

Filosofía opuesta

La gobernanza de la futura aerolínea tampoco está resuelta, puesto que ambas compañías parten de una filosofía radicalmente opuesta. BA no tiene accionistas en su consejo de administración, lo que sí sucede en Iberia. Y, por último, la sede, que en principio iba a instalarse en una ciudad neutral (se habló de Amsterdam), pero que en los últimos momentos y a instancias de Walsh podría ser Londres. Una alternativa salomónica podría ser la instauración de dos centrales, una financiera y otra operativa.