Cambio republicano

a designación de Michael Steele como primer presidente negro del Partido Republicano remite inevitablemente tanto a la histórica llegada a la Casa Blanca de Barack Obama como al proceso de cambio emprendido por los conservadores tras su derrota electoral y el desgaste de los ocho años de mandato de Bush. Pero resultaría excesivo deducir de la elección Steele que ese viraje haya empezado a producirse de forma plenamente consciente. De entrada, él no era el mejor situado para el cargo, sino Mike Duncan, avalado por la Administración saliente. Y en segundo lugar, su nombramiento se produjo después de varias rondas de votaciones sin que ninguno de los aspirantes alcanzara la mayoría suficiente. Que finalmente fuera Steele quien lograra hacerse con el cargo evidencia, que se han removido las barreras que antes hubieran complicado su nombramiento.