ANÁLISIS

Pobreza obliga

Raúl Castro, el más rusófilo del clan familiar castrista, ve cumplido su sueño de ser recibido en Moscú como máximo dirigente cubano. Durante siete días, el septuagenario dirigente intentará conseguir ventajas para una Cuba decrépita por un firme embargo que ya dura casi cinco décadas, empobrecida por la carestía de las importaciones, asolada por tres recientes y devastadores huracanes y lastrada por la falta de liquidez para intercambios comerciales. Cuando el país que fue su más fiel aliado durante 30 años, que le proporcionaba todo tipo de bienes a precios simbólicos y en cuyas aulas estudiaron más de 100.000 cubanos, le ha vuelto a tender la mano, Raúl Castro no ha dudado en asirse a ella. Pero no le va a salir gratis. Este Kremlin ya no es el de otrora. Está dirigido por un grupo de tecnócratas deseosos de hacer buenos negocios, al tiempo que tratan de recuperar la posición geopolítica que creen que Rusia merece.

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A cambio de ayuda económica -estimada en unos 15 millones de euros-, los rusos toman posiciones en los sectores clave de la isla, adelantándose a cualquier hipotético cambio de postura que la nueva Administración Obama pudiera auspiciar. Para empezar, un conglomerado de empresas rusas, encabezadas por la poderosa Gazprom, colaborará con la compañía estatal Cuba Petróleo en la prospección, explotación y refinado de hidrocarburos, centrando su actuación en los supuestamente importantísimos yacimientos del Caribe. Una cooperación que completará el cerco de Rusia sobre este mar, donde estudia abrir un nuevo canal interoceánico que rivalice con el de Panamá. El objetivo final pasa por controlar la explotación y distribución de energía en Iberoamérica.

Los metales estratégicos cubanos también son pieza codiciada. Del níquel, imprescindible para el acero inoxidable, hasta el cobalto, fundamental para aplicaciones militares como motores a reacción o guiado de misiles. A lo que se añade el paulatino control de la telefonía móvil, la imposición del sistema de navegación por satélite GLONASS y la venta de coches VAZ. Geoestratégicamente, Cuba es otra pieza clave en el contracerco que Moscú opone al asedio de EE UU y sus aliados sobre su territorio. Ante esto, Cuba poco puede hacer, salvo dejarse querer.