LA CARPETA. Obama caminando hacia el Despacho Oval. /AFP
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El plan económico de Obama suma becas o vacunas al recorte de impuestos

Los republicanos de la Cámara de Representantes le dan la espalda en bloque como muestra de su rechazo

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¿Becas para cine? ¿Internet para todos? ¿Parques nuevos? ¿Bienvenido Mr. Marshall! El plan de Obama para reactivar la economía supone una variopinta inyección económica que tiene a todos los sectores de la sociedad lampando por un trozo del pastel. Excepto a los políticos republicanos.

Tan motivados como están unos, horrorizados los otros. El caucus republicano en la Cámara de Representantes, donde se votaba ayer la ley, había pedido a sus miembros que se opusieran al «despilfarro» para lanzar un mensaje de alarma a sus colegas del Senado, donde aún tiene que votarse antes de que la pueda firmar el presidente.

Con el Partido Demócrata en mayoría, Obama no necesitaba demasiados votos republicanos salvo para cumplir su sueño bipartidista, pero al menos dos docenas de los suyos estaban pensándose si dejarle colgado. «Me preocupa profundamente que esta administración acepte una ley de compromiso que no es digna de Barack Obama», decía el diputado de Tennessee Jim Cooper. «Hay muchos congresistas que han puesto en esta ley su carta de los Reyes Magos», añadía.

Ciertamente en las 647 páginas que aprobó la Oficina Presupuestaria hay «estímulos económicos» para todos los gustos. A grandes rasgos, el plan dedica un tercio de los casi 900.000 millones de dólares a recortes de impuestos y dos tercios a gasto público. A priori este reparto complacía a los conservadores. Son los detalles los que han puesto fin a la luna de miel antes de comenzar. Así, la decisión de «poner dinero de vuelta en los bolsillos de los contribuyentes» con un cheque de 500 dólares por persona sonaba calcada a lo que impulsó Bush. Pero que sean las clases más desfavorecidas las que se beneficien de ello les parece una estrategia política para «comprar el voto de los pobres y establecer con ello una mayoría política durante los próximos 50 años, como hizo Roosevelt con el New Deal», según el gurú radiofónico de los más conservadores, Rush Limbaugh.

¿Grandes o pequeñas?

Los republicanos sugieren que se bajen los impuestos a las grandes corporaciones al considerar que son las que generan más empleo, en contra de la teoría de Obama que atribuye este mérito a las pequeñas empresas. Y en vez de invertir en salud, educación o tecnología, el congresista Tom Coburn sugería construir más carreteras para satisfacer a las cementeras y poner el acento en «adelantar el gasto militar de los próximos años, ahora que nos va a salir más barato». O sea, «algo concreto a lo que le veamos el beneficio», añadió.

Además de las grandes obras, el paquete destina partidas para la nutrición infantil, los cupones de alimentación para pobres, las vacunas antigripales, la prevención del tabaquismo y la lucha contra el cáncer, por poner algunos ejemplos. A la cuenta habrá que sumar 342.000 millones de dólares en intereses que costará esa deuda sólo en los próximos diez años.