Y todo queda

Todo pasa. 2008, 2009... El calendario se mueve y con esto y un bizcocho o toda la bizcochera, hacia el doce acelera. Y parece que ayer fuera... Pasó la revolución, la República, la pública, el Astillero, el tornero, el cura, la dictadura, el rito y la religión... Y pasó la condición (rompió en grito), cambió el alma a pagana, cambió la oveja de lana, cambió de pie el juanete (el año cuarenta y siete cambió de luz la Caleta), cambió a euro la peseta, cambió de humor el asceta y, en un vórtice artístico, hasta la pluma del místico cambió... Todo pasa y todo queda, como un eterno presente, lo ido y lo por venir (en verdad ¿qué cambia aquí?) Doscientos antecedentes son el impulso de un puente que si mi voz fuera arte, de ese que hay en carnaval, diría (punto y final) es puente a ninguna parte... Doce, trece, historia, histeria, gloria (ida) o miseria (vuelta), y vuelta de la noria que lleva a más de lo mismo (margaritas a los cerdos son millones al turismo, al carajo) al abismo... Permítaseme la anuencia puesto que esto pinta en ripio, si sonríe este municipio será pura complacencia de atontado (en participio).

Pero bueno, dejo el gótico y me voy a lo anecdótico (más que na por estrambótico): Todas en el mismo lado, 2008 se ha marchado y nos ha quitado el velo, nos hemos quedado helados, pero sin pista de hielo. Y aquí (yo me lo decía) parece una alegoría. Cual predicción, profecía, adivinación, auspicio, vaticinio de Simplicio que dudara el raciocinio, diga mal fario o augurio, diga presagio o adagio que contempla el refranero (ya sabe, «Quiero, y no puedo...»). Si es éste el considerando, es pa que nos vayan dando... O pensando, si es oráculo vernáculo (malaje de tilde... pido licencia, la anulo), es pa que nos den por... En fin... ¿decía? ah, sí, todo pasa y todo queda, pero lo nuestro... lo nuestro no es normal, tú.