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Navidades anticipadas, por Manolo Camacho

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Ya lo vaticinó David García hace varios días: «el último partido del año ante la Balona será muy complicado por aquello de que la mente puede estar vacaciones, así que yo firmaría un empate». Pues dicho y hecho, tenemos el empate firmado por el jugador.

Empate y gracias, porque desde luego sabe a derrota, pero que si nos atenemos a lo ofrecido por el Cádiz durante todo el partido puede ser hasta demasiado botín el traído de las faldas del Peñón.

El equipo, pese a ir por delante en el marcador, nunca dio sensación de dominio, de ser superior, de ser el líder y el de enfrente el colista, nada de nada. Lo único que los diferenciaba a uno de otros es la pegada tan tremenda que tienen los amarillos, que se marchaban al descanso por encima de los balonos casi sin hacer méritos para ello.

Además la cosa se ponía de cara cuando nada más comenzar la segunda parte los albinegros se quedaron con uno menos.

El gol del empate linenese llegó cuando más duele, nos dieron de nuestra propia medicina. Tantas jornadas ganando partidos en los minutos finales y ahora nos tocó a nosotros. Ya sé la cara que se les debió quedar a los aficionados del Poli Ejido, a los del Betis B, a los del Lucena o a los del San Fernando.

El Cádiz quiso adelantar el encuentro al sábado para coger las vacaciones un día antes, pero la Balona se negó. Pero que se negara no significa que el Cádiz no se fuera de vacaciones un día antes, porque sí se fueron.